La tragedia en el DBar de Villahermosa expuso el desorden institucional en Tabasco. Mientras el vicefiscal Gilberto Melquiades descartaba, con una premura inexplicable, la autoría del crimen organizado tras el ataque armado en ese bar, su jefe, el fiscal general del estado, José Barajas Mejía, tuvo que salir a reconocer que la masacre fue resultado de la disputa entre dos grupos criminales.
Los asistentes al bar esa noche aseguran que, afuera del lugar, se encontraba una patrulla de la policía estatal que no hizo nada para impedir el acceso de los delincuentes ni actuó para detenerlos tras el ataque, permitiéndoles salir como si nada. ¿Por qué no intervinieron?
Mientras tanto, se llevan a cabo las investigaciones correspondientes, pero no hay que olvidar las recientes declaraciones del gobernador Javier May, quien aseguró conocer a los responsables detrás de estas redes delictivas, insinuando incluso que podrían tener vínculos con su paisano, el exgobernador y actual senador Adán Augusto López.
Como nunca antes, Tabasco y Chiapas se hunden en la violencia, mientras las autoridades parecen más preocupadas en ajustar su discurso que en devolverle la paz a sus ciudadanos.
*
Morelos en alerta
Y hablando de seguridad, en Morelos se encendieron las alarmas después de que el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, les recordó este fin de semana que varios municipios del estado están infiltrados por la delincuencia organizada y les dijo “todos saben cuáles son”.
La denuncia de que los tentáculos del crimen alcanzan áreas como policías municipales, estatales y hasta tesorerías, está latente tras la “Operación Enjambre” que se llevó a cabo en el Estado de México, dejando al descubierto a las autoridades municipales detenidas, ligadas al crimen organizado.
Dicha estrategia ha puesto en alerta a varias autoridades municipales del país, no sólo a Morelos que en donde se creían inmunes.
¡Y esto apenas inicia!
*
Menchaca, la espuma tóxica y el silencio
En otros temas ambientalistas, en Hidalgo la paciencia de los pobladores se agotó. Vecinos de Tepetitlán, hartos de lidiar con la espuma tóxica de la presa Endhó y la invasión de moscos que les arruina el día, decidieron llevar su reclamo hasta Palacio Nacional.
Me cuentan que los hidalguenses están enojados con su gobernador Julio Menchaca porque parece estar más enfocado en su agenda política-personal que en la social y atender esta emergencia ambiental que literalmente apesta. Y es que la presa, se ha convertido en un peligro por el vertimiento de residuos generados de la actividad industrial.
Organizaciones ambientalistas que acompañan a los pobladores advierten las graves consecuencias, mismas que han ocasionado enfermedades en los habitantes de la zona y mortandad de animales.
Los pobladores llegarán hasta donde tengan que hacerlo para detener este deterioro ambiental que repercute en su vida. Habrá bloqueos carreteros.
Nos vemos a las 8 por el 8
POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SofiGarciaMX
PAL
