El conjunto de planteamientos y compromisos en las reuniones internacionales de alto nivel en las regiones del mundo para enfrentar el futuro inmediato y de largo plazo en los últimos meses de este año depende de los compromisos y voluntades. América Latina y el Caribe continúa reflejando su importancia con sus presencias en cada una de esas, desde sus diferentes pertenencias regionales.
Cuando diariamente los reportes de las condiciones de vida y del hábitat están en el centro de las preocupaciones que se agravan por el efecto del cambio climático y la necesidad del cuidado de la biodiversidad, se han abordado las del hábitat para las comunidades se realizó el Foro Urbano Mundial (WUG12) del 4 al 8 de noviembre de 2024 en Egipto, con la afluencia histórica de 182 países y 25 mil participantes. El primero en África desde el celebrado en Nairobi, Kenia, en el año 2002.
Con el tema “Todo comienza en casa: acciones locales para ciudades y comunidades sostenibles”. En El Cairo se acordaron los desafíos globales que afectan a las comunidades, como el acceso asequible para la vivienda, las condiciones de vida, el cambio climático, la falta de servicios básicos y los conflictos actuales, sus dimensiones económicas y culturales.
La región mesoamericana tiene mucho que aportar desde su propia óptica y experiencia con respecto a la calidad de vida de las comunidades, como se reporta también en el Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024 presentado el 12 de noviembre de este año en Santiago de Chile por la CEPAL, una de las cinco comisiones regionales de la Organización de las Naciones Unidas.
En el reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe se reporta que, si bien la tasa regional de pobreza se ha reducido a una situación similar a la del año 2014 la desigualdad de ingresos se mantiene alta cuando 27% de la población vive en condiciones de pobreza. Aún con los logros y con la disminución de 1.5% con respecto al año anterior a 2023, se calcula que actualmente 172 millones de personas en la región latinoamericana y caribeña no cuentan con la protección social no contributiva que se requiere para alcanzar un desarrollo social inclusivo.
Mientras tanto, esta semana avanzan las deliberaciones en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP29, en las orillas del Mar Caspio, en Bakú, Azerbaiyán. Las negociaciones se dan con la presencia de una amplia diversidad actores que incluyen a observadores la sociedad civil, líderes religiosos y del sector cultural, expertos y especialistas del campo ambiental, organismos internacionales, a 30 años de la entrada en vigor de la convención marco por la que se rige.
La otra esperada reunión cumbre de la que se esperan compromisos respecto a los problemas que afectan la calidad de vida de personas y comunidades es la de los líderes del G20 en Río de Janeiro del 18 y 19 de noviembre de este año. Participarán México y Argentina cuando Brasil es el país anfitrión. Chile ya anunció su presencia al más alto nivel en su calidad de invitado por el país sede.
Al mismo tiempo que avanzan los preparativos finales de la Cumbre del G20 y se avanza en la agenda global del cambio climático, otras reuniones interregionales las preceden. Entre ellas, la cumbre APEC 2024, que reúne a los países miembros de la Asociación Económica de Estados del Pacífico del 9 al 16 de noviembre de 2024 en la ciudad de Lima en Perú.
POR GUADALUPE GONZÁLEZ CHÁVEZ
Catedrática universitaria
@GuadalupeGonzCh
MAAZ