El caso de la señora Rosario Piedra es ejemplar en muchos aspectos. Como se sabe, doña Rosario estuvo al frente -es un decir- de la Comisión Nacional de Derechos Humanos durante el lópezobradorato. También se sabe que fue un desastre su gestión. La CNDH ciertamente ha tenido sus altas y sus bajas, no todo ha sido buenos nombramientos y grandes actuaciones, pero se puede decir que en materia de autonomía respecto de los gobiernos con que tenía que interactuar, en general salía bien calificada. Hasta que llegó Piedra y se entregó de manera lacayuna al gobierno en turno. La abyección fue total y la degradación de la Comisión entró en una bajada sin freno.
Ahora que toca renovación en esa entidad, resulta que la señora Piedra quiere repetir. Se siente calificada para continuar al frente de un trabajo que ha implicado una terrible destrucción y desvalorización institucional. Pero solamente ella cree que debe repetir. Las organizaciones civiles que han participado en la evaluación de candita@s para presidir la CNDH la han descalificado al grado de quedar en los últimos lugares de la evaluación efectuada. El senador Javier Corral –traidor de profesión y ahora patiño del morenismo-, tuvo que aceptar que la metió forzada a la terna por cuestiones políticas. El precio de la humillación era para Corral no para Piedra, pero al chihuahuense la desfachatez le da para eso y más en materia de doblar la cerviz. Así pues que en otra maniobra que pasaba por doblegar a algún senador, la señora Piedra se ”coló” a la final. En el colmo del cinismo, Piedra presentó una carta de recomendación de un obispo que resultó falsa y que el prelado tuvo que desmentir. Ese es el nivel de respeto que le merece el Senado –y el obispo- a la señora.
Es un escándalo. Pero como todo es escandaloso con este gobierno hemos perdido la noción de qué realmente lo es. Probablemente para el segundo piso de la 4T, la CNDH tiene última prioridad y lo quieren hacer notar de esa manera. Esto probablemente es cierto porque todo lo que sea vigilancia sobre el gasto y el quehacer del gobierno les causa enorme irritación y, precisamente, a la autoridad se le tiene que vigilar el respeto a los derechos humanos pues, por naturaleza, es proclive a pasar por encima de ellos. Pero eso no obsta para que no quede constancia del atropello que significa tan sólo la inclusión de Piedra en la terna final. Es la expresión del bajo concepto en que el morenismo tiene los derechos humanos.
Por si no fuera suficiente la indignación de los especialistas con el asunto, el Comité Eureka, fundado por la madre de la señora Piedra, se manifestó en contra de la inclusión de ella en la terna y deploró el resultado de su gestión. Increíble. Pero bueno ya sabemos que esto funciona al revés y a la mejor, por tanto rechazo, deciden dejarla.
POR JUAN IGNACIO ZAVALA
@JUANIZAVALA
PAL
