A menos de dos semanas de las elecciones estadounidenses, las encuestas muestran un virtual empate entre el expresidente Donald Trump (Rep.) y la vicepresidenta Kamala Harris (Dem.).
Sin embargo, más allá de los resultados que arrojan las encuestas nacionales, el sistema electoral estadounidense requiere un análisis exhaustivo de lo que sucede a nivel estatal, particularmente en los estados bisagra, que oscilan entre el conservadurismo Republicano y la izquierda Demócrata.
Predecir el resultado electoral, donde el candidato vencedor requiere al menos 270 votos del Colegio Electoral, sigue siendo incierto. Hay al menos 20 combinaciones que podrían resultar en una victoria para el exmandatario, así como otras tantas para una hipotética victoria de Harris.
Ambos candidatos parecen haber alcanzado un techo en su popularidad, lo que dificulta un aumento en su apoyo antes de las elecciones del 5 de noviembre.
El ganador dependerá de una serie de variables clave el día de la elección, en particular de la movilización de sus bases, para incrementar la participación en los estados bisagra. En este contexto, tanto Harris como Trump deben enfocarse en motivar a sus seguidores para que salgan a votar, en lugar de tratar de ganar la simpatía de los votantes indecisos.
El equipo de campaña de Harris debe centrarse en aumentar la participación electoral de sectores demográficos como el voto afrodescendiente e hispano. Aunque estos grupos tradicionalmente apoyan al Partido Demócrata, el respaldo hacia Harris es inferior al que recibió Biden (2020), H. Clinton (2016) u Obama (2008-2012).
Los hispanos, en particular, son el grupo demográfico que menos participa en comparación con blancos, negros y asiáticos. Por su parte, Trump deberá enfocarse en movilizar a los jóvenes (hombres) y a las clases trabajadoras.
Existen algunos elementos que podrían favorecer a Donald Trump sobre la estrategia electoral de Harris. Un porcentaje significativo de votantes republicanos no se identifica con el nacionalismo de Trump, sino que se siente más alineado con los ideales del Partido Republicano de épocas pasadas, como los de Reagan, H. W. Bush, George W. Bush o Mitt Romney.
Aunque no apoyan la doctrina nacionalista y proteccionista de Trump, su tradición partidista les podría impedir votar por Harris, a quien consideran demasiado liberal. Además, hay “trumpistas de closet”, aquellos que sienten vergüenza de apoyar públicamente a Trump debido a eventos como la insurrección del Capitolio el 6 de enero de 2021.
Estos votantes no son capturados en las encuestas electorales. Pronosticar el resultado electoral es casi imposible, pero quien gane en Pensilvania se verá particularmente beneficiado en su camino hacia la victoria.
POR YUSSEF FARID NÚÑEZ
ANALISTA DE RIESGOS POLÍTICOS Y POLÍTICA INTERNACIONAL Y PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES EN LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO
@YUSSEFNUNEZ
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