“Quiero a un presidente que sirva al pueblo, alguien cuyo trabajo muestre a nuestros hijos que no persigan la fama y la fortuna para ellos mismos: luchamos para que todos tengan la oportunidad de tener éxito”.
Michelle Obama
El 5 de noviembre, Estados Unidos se juega mucho más que una elección presidencial. En los juegos geopolíticos se encuentra el conflicto bélico en Medio Oriente, la gue rra de Rusia en Ucrania y la nueva confor mación de la OTAN, así como su “guerra” comercial con China y su lucha por perma necer como hegemonía mundial. En EU también se disputa el fortalecimiento de la economía, reducción de inflación y mantenimiento de buenos niveles de empleo, cuestiones de migración e intentar unificar a las y los estadounidenses.
Ante esta realidad, el Partido Demócrata y agentes altamente reconocidos en la vida pública estadounidense tuvieron que comprometerse sin miramientos con Kamala Harris. Un botón de muestra, pero quizá lo más significativo, es que el respaldo de Barack y Michelle Obama se volvió un movimiento clave en la estrategia demócrata para 2024. Si bien Barack Obama se mostró cauteloso antes de hacer pública su adhesión, su apoyo es vital para consolidar el triunfo de los demócratas, pues esta alianza es relevante no solo por la in fluencia de Obama, sino también por su capacidad para movilizar votantes afroamericanos, jóvenes.
Su apoyo no es fortuito ni reciente, durante años Barack Obama ha sido un mentor para Harris, asesorándola en momentos críticos, desde su eta pa como fiscal general en California hasta su rol actual como vicepresidenta. El impacto del apoyo de los Obama se observa en varios frentes. En primer lugar, su presencia en eventos de campaña atrae a grandes audiencias, multiplicando las oportunidades de recaudación de fondos. Los actos encabezados por Barack y Michelle Obama han sido eventos destacados en las campañas demócratas, ayudando a mantener la energía y la atención mediática. Además, refuerza la narrativa de continuidad progresista que los demócratas buscan proyectar, posicionando a Kamala Harris como la líder natural para enfrentar a los republicanos.
En este sentido, aún con Biden en la contienda, los Obama despertaron algunas voces dentro del partido que consideraron que su silencio inicial enviaba un mensaje ambiguo, de lejanía con el partido, especialmente a las comunidades jóvenes, femeninas y afroamericanas. Así, la participación activa de los Obama no solo fortalece la campaña de Kamala Harris, también envía una señal clara de unidad dentro del Partido Demócrata y manda el mensaje a EU y al mundo que van a pelear hasta el último momento por fortalecer la democracia, por las minorías y por la unidad de las y los estadounidenses. Su apoyo subraya la relevancia de la experiencia y liderazgo de Harris en un momento de gran incertidumbre política, y su presencia en la campaña es un factor crucial para lograr el triunfo demócrata y evitar un segundo periodo de Trump.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
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