Durante la semana quedó conformado el equipo de trabajo de Rommel Pacheco en la Conade. Todavía falta que en la SEP les tomen protesta a los flamantes funcionarios, pero ya la Junta de Gobierno de la dependencia del deporte palomeó a los elegidos que acompañarán al director más joven que ha tenido la dependencia.
Sin importar las raíces u orígenes de los servidores públicos, lo más importante es que tengan conocimientos suficientes y la vocación de servicio para no repetir los errores del pasado; uno de ellos es la celebración de eventos deportivos nacionales o internacionales que se organizan más con la intención de bajar recursos federales de la Conade que luego se reparten entre funcionarios, federativos y empresarios y que no necesariamente ofrecen un beneficio a los deportistas.
Llama la atención que la primera política que se apersonó en la Conade fue la gobernadora de Tlaxcala, la morenista Lorena Cuéllar, una exsenadora que fue compañera de legislatura de Ana Guevara, donde hicieron muy buenas migas.
Durante la gestión de Guevara ese estado fue muy favorecido con eventos internacionales de tiro con arco y voleibol de playa, que fueron operados por la empresa Moveo Lab del empresario tlaxcalteca, Gabriel Ramos, quien se convirtió en el presidente de la nueva federación mexicana de tiro con arco, organismo que, no está de más recordar, no cuenta con el aval del Comité Olímpico Mexicano y, por lo tanto, su existencia está aún en el limbo.
Al leer esto ustedes, seguramente, se preguntarán qué tiene de malo que una gobernadora esté interesada en llevar eventos deportivos internacionales a su estado. De sobra sabemos el discurso de los políticos: hay que proyectar a la entidad, promover el turismo deportivo, dejar una derrama económica y, aunque no lo digan, el lucimiento político y electoral es muy importante.
Lo malo está en que el común denominador de estos eventos es la manera como inflan los precios y encarecen la prestación de este tipo de servicios. La comprobación del dinero es todo un modelo de ingeniera financiera. El modus operandi es que la Conade firma un convenio de colaboración con el estado, la entidad, a su vez, contrata al empresario amigo ya señalado desde un inicio para operar el evento y le paga por servicios que no siempre son verificables en las auditorías.
Un ejemplo es la colocación de vallas, ¿quién va a ir en tiempo real a contar las que se colocaron en realidad? Más que publicar en redes sociales que recibió a la gobernadora, al director de la Conade le toca revisar a fondo quién se está beneficiando económicamente. No todo es belleza en el deporte y, generalmente, detrás de un evento muy bonito hay una montaña de lodo. Tlaxcala es, sin lugar, a dudas una bandera roja.
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
@BEATRIZPEREYRA
MAAZ
