Columna Invitada

Precio de Garantía del Frijol: Urgente para el Campo Mexicano

Actualmente, el precio de garantía establecido por el gobierno no refleja el costo real de producción ni las fluctuaciones del mercado

Precio de Garantía del Frijol: Urgente para el Campo Mexicano
José Narro Céspedes / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

En México, la agricultura ha sido históricamente uno de los pilares de la economía y la cultura. Sin embargo, a lo largo de los años, los campesinos han enfrentado una creciente presión económica que ha amenazado su sustento y, por ende, el futuro del campo.

En este contexto, es esencial que se considere un aumento en el precio de garantía del frijol, un producto básico en la dieta mexicana y fundamental para la seguridad alimentaria del país. Este incremento es tan necesario como el reciente aumento del salario mínimo, que busca mejorar las condiciones de vida de los trabajadores urbanos.

El frijol, un alimento rico en proteínas y esencial en la alimentación de millones de mexicanos, es cultivado por pequeños y medianos productores que a menudo no reciben una compensación justa por su trabajo. Actualmente, el precio de garantía establecido por el gobierno no refleja el costo real de producción ni las fluctuaciones del mercado.

Esto, en muchos casos, ha llevado a muchos campesinos a abandonar la agricultura, incapaces de sostener sus familias con ingresos cada vez más precarios. Ante la situación anterior, se han visto en la necesidad de migrar en el mejor de los casos; en el peor, penosamente se han incorporado a las filas del crimen organizado.

Incrementar el precio de garantía del frijol beneficiaría a los campesinos de varias maneras. En primer lugar, aseguraría un ingreso más justo por su cosecha, permitiendo una mejor calidad de vida y mayores inversiones en sus parcelas. Con mayores recursos, los productores podrían adoptar prácticas agrícolas más sostenibles, mejorar la calidad de sus cultivos y, a la larga, contribuir a la economía local y nacional.

Además, un aumento en el precio de garantía podría incentivar a nuevas generaciones a involucrarse en la agricultura. Hoy, muchas y muchos jóvenes perciben al campo como un símbolo de pobreza, marginación y abandono. Ofrecer un precio de garantía que refleje la realidad del mercado podría cambiar esta percepción.

Por otro lado, es importante considerar que un precio de garantía adecuado también beneficiaría a los consumidores. Un campo más sólido y productivo se traduce en una oferta constante y de calidad de alimentos, lo que a su vez puede contribuir a la estabilidad de precios en el mercado. A largo plazo, esto beneficia tanto a productores como a consumidores, creando un círculo virtuoso que fortalece la economía nacional.

La implementación de este cambio requiere un compromiso firme por parte del gobierno y la sociedad. No solo se trata de ajustar cifras en un tablero; es un acto de justicia social que reconoce el trabajo arduo de quienes alimentan al país. La historia ha demostrado que cuando se apoya al campo, se construye un país más fuerte y soberano.

En conclusión, incrementar el precio de garantía del frijol no es solo una necesidad económica, sino un imperativo moral. Al igual que el aumento del salario mínimo busca mejorar la vida de los trabajadores urbanos, es hora de que también se tomen medidas concretas para fortalecer a los campesinos. La salud del campo mexicano depende de decisiones que aseguren un futuro digno y próspero para quienes con sus manos cultivan la tierra que nos alimenta.

POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES

COLABORADOR

@NARROJOSE

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