A veces, afirmar que el expresidente estadounidense Donald Trump es un ave de tempestades parecería casi ingenuo.
El hecho es que el estilo personal de Trump, un empresario y político de 77 años de edad, comienza a preocupar.
En los últimos días, el exmandatario y ahora viable candidato presidencial republicano para las elecciones de 2024, lanzó una serie de diatribas y amenazas que, al menos desde el punto de vista de sus adversarios, confirma sus acusaciones de autoritarismo y extremismo.
El magnate anunció que de ser electo, ordenará la mayor operación de deportación de la historia, en el marco de una propuesta política migratoria y cierre de fronteras que ha sido parte de su discurso desde que lanzó su candidatura en 2015.
Puede ser una cuestión estratégica. Después de todo, pese a ser de lejos el puntero en la carrera por la candidatura presidencial republicana, es evidente que hay al menos un sector en ese partido que desearía que el portaestandarte fuese otro.
Pero aunque lleva más de 25 puntos a su más cercano competidor, por ahora la exgobernadora Nikki Haley, la que tal vez sea la mayor ventaja de Trump, es que los demás aspirantes tratan básicamente de presentarse como seguidores de la doctrina de Trump, pero sin sus problemas personales.
En ese sentido, la retórica del expresidente sería también reconfirmar a sus partidarios que no ha dejado de ser quien es, y que el tema migratorio es fundamental del trumpismo.
Es cierto que el exagerado dramatismo y el egocentrismo pueden ser vistos como un problema serio, pero igualmente son parte del bombástico carácter de un personaje poco acostumbrado a aceptar las consecuencias de sus actos.
Y de hecho, la idea de acusar de traición al general Mark Milley, Jefe saliente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas estadounidense, porque en un momento dado, después del motín trumpista del 6 de enero de 2021, en Washington, dio seguridades a los chinos que EU no los atacaría.
Para Trump fue un acto de alta traición y merecedor de la pena de muerte. De la misma forma, asegura el expresidente, debe investigarse por traición a la empresa Comcast, matriz de la cadena de televisión NBC, por la forma en que reporta sobre las actividades y afirmaciones del republicano.
Trump se ha lanzado también contra el FBI por su papel en pesquisas sobre presuntos delitos cometidos durante su Presidencia, en especial, en relación con las elecciones de 2020.
Pero eso suena más bien a venganza personal, y no son pocos los analistas que ven, en los discursos del magnate, un patrón retórico de quejas y resquemores que inspira a la comisión de actos violentos por sus partidarios.
De entrada, parecería un regalo político para los demócratas, que buscan presentar a Trump como un extremista y hasta como inestable frente a un electorado donde los moderados y los independientes son el factor de triunfo.
Y el que confirma su condición de extremista es el propio Donald Trump.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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