“Hay muchas cosas que mejorar en el INE y muchas más que preservar. La clave para lograr ese equilibrio virtuoso entre lo nuevo y lo preexistente, serán el diálogo y la búsqueda de consensos.” Jorge Rivera, consejero INE.
Los juegos de poder son la médula espinal de una sociedad. La bibliografía al respecto es vasta y sus autores diversos, así como sus corrientes de pensamiento. En todos los regímenes, el poder es el eje transversal e inamovible, haciendo de su máxima el acceso y la permanencia de este. Lo podemos palmar en relaciones personales, dentro de las instituciones universitarias, en la iniciativa privada y en todos los demás aspectos de la vida cotidiana, más aún en la vida institucional y social. Por lo que en una democracia, como su etimología lo indica, el poder recae en el pueblo, los gobernantes son sus representantes y el marco institucional es lo que fortalece a esta forma de poder.
Tomando en cuenta esto, la sucesión del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), no puede darse en otro contexto, la permanente búsqueda del poder. Previo al proceso de insaculación llevado a cabo en la madrugada del último día de marzo en la Cámara de Diputados para elegir a los cuatros nuevos consejeros, todo México fue testigo de la lucha intestina entre el inquilino de Palacio Nacional y el ahora ex presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova, precisamente por la lucha del poder del INE y lo que de esta institución emana.
No olvidemos la vehemencia de ambos “contrincantes” para defender lo que para uno de ellos les parece irreductible. Marchas, señalamientos, publicaciones de libros, cabildeo en las Cámaras, partidos políticos y círculos de influencia fueron las herramientas utilizadas en esta batalla -democrática-. Y así, en medio de este ojo del huracán, Guadalupe Taddei fue elegida para tomar el lugar de Lorenzo Córdova al frente del organismo electoral durante los siguientes 9 años, además de Arturo Castillo Losa, Rita Bell López y Jorge Montaño, quienes completan la oncena de consejeros electorales y los que serán los encargados de llevar a buen puerto las siguientes elecciones presidenciales, comicios que no serán nada sencillos.
¿Qué podemos esperar de esta “nueva” etapa del INE? Como mínimo, todo el país desea y requiere, el cumplimiento irrestricto a la Constitución, a las normas del propio Instituto electoral. También deberá realizar con orden, concierto, transparencia, eficacia e imparcialidad los procesos electorales locales y nacionales. Asimismo tendrá que fortalecer a esta institución y a los profesionales que allí desempeñan su trabajo. Es decir, Taddei debe de salvaguardar al INE, potenciar sus fortalezas y minimizar sus debilidades, sumado a que tendrá que hacerlo con un presupuesto menor y bajo el asedio partidista (no solo de Morena), tarea que, evidentemente, no será nada fácil.
En su primer discurso como Consejera Presidenta, Taddei se comprometió a todo esto y a la revisión puntual de los excesos en la nómina del INE que tanto ha hecho hincapié el presidente. La lucha en contra del INE seguirá, pero no con la intensidad de los últimos meses, sin embargo Morena insistirá en implementar el llamado “plan B”, mientras que el PAN observará con lupa todas las acciones del nuevo Consejo Electoral, especialmente a la presidenta Taddei. Con el cambio de dirigencia en el INE no se terminan los juegos de poder, simplemente cambiaron los actores, ya veremos para dónde encamina sus primeros movimientos.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
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