En el nuevo capítulo de esta guerra interminable en Medio Oriente entre Israel y los grupos radicales palestinos –Hamas y la Yihad Islámica– hay un tercero cada vez más activo y abierto, pero disfrazado, el régimen teocrático de Irán, enemigo de que exista el Estado israelí. Lo preocupante es que la mayoría de las víctimas mortales siguen siendo civiles.
No se trata de una guerra de un Estado contra otro, sino más bien, es un choque armado de una nación contra grupos extremistas de Palestina, auspiciados por Teherán, quienes utilizan todo lo que está a su alcance para ofender al enemigo. Los objetivos principales no son bases militares o soldados, sino personas asesinadas con extrema brutalidad.
Por supuesto, que la contraofensiva militar de Israel tampoco está exenta de asesinar a decenas o cientos de palestinos y de desplazar miles de civiles –250 mil–, que lo único que buscan es ponerse a salvo de los feroces ataques de unos de los Ejércitos más sofisticados y mejor equipados del mundo.
Es de sobra conocido como Irán ha apoyado durante muchos años con armas, dinero y adiestramiento a los movimientos antisionistas: el palestino Hamas y el libanés Hezbolá en su lucha contra Israel. Por cierto, ambos considerados grupos terroristas.
Pero desde la década de los 90, nunca el Movimiento para la Resistencia Islámica Hamas había tenido tanta capacidad bélica para realizar lo que perpetró el pasado fin de semana por cielo, mar y tierra en contra de Israel.
Sólo para darse una idea, a principios de la semana que termina Hamas ya había lanzado más de cinco mil misiles, logró una incursión terrestre bien coordinada y sin precedentes a 14 aldeas judías que limitan con la Franja de Gaza, algo que nunca había sucedido.
El diario The Wall Street Journal, citando fuentes anónimas de Hamas, afirmó que Irán dio la luz verde al grupo armado palestino para el ataque hace dos semanas en una reunión en Beirut y que ayudó durante varios días en la planificación de esta acción.
Las sospechas de que Irán estaría involucrado en el ataque a Israel tienen que ver con que se da justo en el momento en que Estados Unidos estaba promoviendo un acuerdo de entendimiento entre Arabia Saudita e Israel, que hoy sólo mantiene relaciones diplomáticas en la zona con Egipto y Jordania.
Cuatro días antes del ataque de Hamas desde Gaza, el ayatolá Jamenei escribió en la red social X: “La posición de la República Islámica es que los países que le apuestan a la normalización con Israel (como Arabia Saudita) perderán. Están apostando a caballo perdedor”.
La posibilidad de que Israel y Arabia Saudita, los dos principales rivales de Irán en Medio Oriente, establezcan relaciones diplomáticas y de cooperación es motivo natural de preocupación en Teherán, que mantiene un odio enconado con el Mossad y la CIA por su ayuda al sha Pahlevi en contra de la Revolución de 1979, que encabezó el ayatolá Ruhollah Jomeini.
POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
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