Impunidad, corrupción y violencia desmedida; estos tres adjetivos describen casi cualquier historia de feminicidio en México. La de María Elena no es la excepción. En 2019, un feminicida le arrojó ácido directo a su rostro, pecho, brazos y piernas, quemó el 90% de su cuerpo. El ataque la dejó cinco meses hospitalizada. A sus 26 años, la saxofonista oaxaqueña tuvo que aprender nuevamente a caminar.
En esta historia también hay complicidad institucional, impunidad y un pacto patriarcal. Hoy, Juan Manuel Vera Carrizal, autor intelectual de la tentativa de feminicidio contra María Elena, su expareja y exdiputado, ha cumplido únicamente 3 años y 4 meses en prisión sin una audiencia de debate que indique su inocencia o culpabilidad. María Elena no olvida que, en ocasiones, los aliados de los feminicidas son el sistema de justicia, la violencia e ingobernabilidad institucional.
El caso resurgió ante el ojo público después de que el juez Teódulo Pacheco Pacheco, determinara que Juan Manuel Vera Carrizal, podría continuar en prisión domiciliaria. Esta decisión fue tomada después de que Pacheco Pacheco aprobara evidencias falsificadas y sin metodología presentadas por el agresor, quien busca se le reconozca como enfermo. El caso de María Elena nos recuerda que muchas mujeres en México no pueden terminar una relación y tener la seguridad que no morirán por eso.
Esto está creciendo, los agentes químicos se usan cada vez como una manera de violencia extrema contra las mujeres. Hasta diciembre del 2020, se habían reportado 20 ataques de ácido contra mujeres en el país desde el 2000. Las principales víctimas son mujeres entre los 20 y 30 años, los agresores son sus parejas o exparejas, quienes en mas del 60%, quedan impunes.
Las mujeres sobrevivientes de estos ataques saben que el Estado ha invisibilizado sus historias y las ha abandonado. Pero nosotras no. De no ser por la valentía y sed de justicia de Maria Elena, sería un caso más sumido en la indiferencia e impunidad. Por eso, es fundamental difundir estas historias, llevarlas a los congresos y no sacarlas del ojo público.
La FGR y las Fiscalías estatales le deben mucho a María Elena y a miles de víctimas, especialmentecuando las fiscalías de los estados dicen que Luz Raquel se quemó por decisión propia, que Debanhi cayó sola a una cisterna o que Lesvy se suicidó con un teléfono público.
Todas ellas fueron víctimas no solo de sus perpetradores si no de un sistema de procuración de justicia deficiente e indiferente ante el sufrimiento y necesidades de las mujeres. El Poder Judicial de Oaxaca, le está fallando a María Elena y a todas las mujeres. Muchas de ellas ya no están, María Elena sí, no nos cansaremos de pedir justicia por ella y por todas.
Por: Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN
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