“¡No vales nada!, ¿Tú que vas a saber hacer si nunca has trabajado?, ¡No tengo dinero, hazle como puedas!” …Estas frases subidas de tono como otras tantas son el día a día de muchas mujeres en sus relaciones de pareja. La violencia económica es la manipulación de la relación y de la mujer víctima de violencia mediante mecanismos de control con el dinero. La limitación de este recurso, el control total de donde se utiliza el gasto, así como la limitación y ausencia del mismo, la adquisición de deuda a nombre de la víctima, entre otros, son algunos de los ejemplos de este tipo de violencia.
La violencia económica puede pasar desapercibida debido a que no deja un rastro tan evidente como las agresiones físicas, pero tiene cifras alarmantes: 13.4 millones de mexicanas la han padecido en algún momento de su vida, es decir, 29% del total de mujeres de 15 años o más, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016. Para el año 2022, de las mujeres de 15 años y más (5.8 millones), 11.4 % experimentó violencia en el ámbito familiar en los últimos 12 meses (de octubre 2020 a octubre 2021), 1.1 puntos porcentuales por encima de 2016 (10.3 %), de las cuales el 3.1% fue de violencia económica o patrimonial.
El origen de este tipo de violencia se remonta a la época de las cavernas, en donde la mujer se quedaba en las cuevas a cuidar de los hijos y de los ancianos, mientras que los hombres eran los encargados de buscar alimento mediante la caza. Estas actividades se fueron estableciendo como roles, en específico, el de “proveedor” a los hombres, obligándolo a ser el encargado de la economía del hogar.
La posición para las mujeres a partir de hace varias décadas las ha obligado a que la parte económica recaiga sobre ellas, sumando este rol al del cuidado de la familia y el hogar. Las mujeres se encuentran en un estado de desigualdad y vulnerabilidad al tener que adoptar ambos roles. El hombre comienza a sentir que no tiene el poder y control sobre la relación y la pareja, y esto hace que el ego machista trate de castigar a la mujer dejándola sin apoyo económico, tratando de obtener con ello que regrese a la relación o siga estando bajo su yugo, situándola en un estado de desventaja.
Elevar la voz, buscar redes de apoyo, y hablar sobre el tema es el primer paso para poder encontrar el único camino adecuado a la libertad emocional. No estás sola y hay muchas mujeres dispuestas a tenderte la mano.
POR BRENDA BORUNDA ESPINOZA
LICENCIADA EN DERECHO Y MÁSTER EN ESTUDIO Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO POR LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA / EXDIPUTADA FEDERAL DE LA LXVIII LEGISLATURA DEL CONGRESO DE LA UNIÓN
@BRENDABORUNDA
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