La ausencia total del Gobierno de México en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial de Davos 2022 es algo, hasta donde recuerdo, inédito. Dicha reunión, que inicia este domingo, no tiene, hasta el momento de escribir estas líneas, a ninguna persona del gobierno de Andrés Manuel López Obrador registrada oficialmente.
Ni el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ni la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, ni la subsecretaria Luz María de la Mora, ni el Canciller Marcelo Ebrard, ni el director general de la CFE, Manuel Bartlett. Nadie. Tampoco estará Victoria Rodríguez Ceja, del Banco de México.
Esta es la primera vez que algo así ocurre. En los dos primeros años del gobierno de López Obrador, si bien el presidente desistió de viajar personalmente a los Alpes, sí lo hicieron tanto Luz María de la Mora, como la ex secretaria de Economía, Graciela Márquez.
Es un mal consejo el que le dieron al presidente para ausentar al gobierno totalmente de esta importante cumbre. En ella, de los dos mil 500 líderes globales que acudirán, 300 serán miembros de gobiernos, presidentes y primeros ministros como Iván Duque, de Colombia; Pedro Castillo, de Perú; Olaf Scholz, de Alemania; Ursula von der Leyen, de la Unión Europea; Mateusz Morawiecki, de Polonia; Pedro Sánchez, de España; y hasta Volodymyr Zelensky, quien hará un enlace en vivo en una sesión plenaria.
Si el Presidente no quiere ir, está en su derecho, pero que ninguno de sus secretarios asista califica casi como un daño al país. Daño patrimonial por las inversiones que se podrían negociar ahí al tener reunidos a los principales líderes empresariales del mundo —algo que difícilmente se puede conseguir en otro lugar en tan poco tiempo—.
Las economías de escala y el ahorro que está desperdiciando el Ejecutivo son enormes al sustraer al país del espacio internacional más relevante para atraer inversiones.
Si el Presidente cree que la reunión es únicamente un club de ricos decidiendo oscuramente el futuro del mundo, está equivocado. El WEF es el espacio mejor diseñado para abordar las problemáticas globales y lanzar iniciativas para que el mundo mejore.
Este año el WEF diseñó un gran programa para abordar los desafíos geo-económicos sin precedentes que están impactando al mundo. Bajo el título La historia en un punto de inflexión: políticas gubernamentales y estrategias de negocio, la reunión tendrá seis pilares temáticos: (1) el impulso a la cooperación global y regional; (2) garantías para la recuperación económica; (3) construcción de sociedades equitativas y saludables; (4) salvaguardar el clima; (5) empuje a la transformación industrial; y (6) aprovechamiento de la Cuarta Revolución Industrial.
Ojalá alguien del gobierno asista, aunque se registre de último minuto.
POR CARLOS MOTA
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