Hace 11 años la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña con la Resolución 66/170, a fin de reconocer sus derechos humanos y los desafíos atraviesan. Esta resolución fue el primer instrumento internacional en separar los derechos de las niñas y de las mujeres.
No olvidemos que las niñas son un agente político protagónico en los feminismos. Nos corresponde destacar el binomio “mujeres y niñas”, que ha sido utilizado para englobar dos sujetos con autonomía y agencia propia. Esto es necesario para visibilizar lo que enfrentan nuestras 12.4 millones de niñas en el país.
En el mundo, hay más de 960 millones de niñas entre 0 y 14 años. De estas, 10 millones están en riesgo de ser víctimas de matrimonio infantil, situación que empeoró con el COVID-19 pues aumentaron las vulnerabilidades económicas, sumado al cierre de escuelas y la interrupción de los servicios de salud reproductiva.
En 2021, 650 millones de niñas y mujeres declararon haberse casado en su niñez. Para 2030, se espera que otros 150 millones de niñas menores de 18 años estén en la misma situación.
En México, el mayor número de niñas se encuentran en el Estado de México, Jalisco, Veracruz, Puebla y Chiapas, donde se concentran 14.2 millones de niñas, niños y adolescentes. El Estado de México no solo tiene la población más grande con 5 millones, sino que también es el estado en el que más se reportan las desapariciones de niñas entre 12 y 17 años.
Por otro lado, el 30.9% de las mujeres que viven en áreas rurales, declararon haberse casado o unido antes de cumplir los 18 años, porcentaje que aumenta a 34.8% cuando se habla alguna lengua indígena. En zonas urbanas, esto disminuye al 19%.
Es necesario desarrollar medidas preventivas a la desaparición forzada y al matrimonio infantil centradas en la niñez y la infancia (0-12 años) para reducir las vulnerabilidades que pueden atravesar antes de ingresar a la etapa de la adolescencia, y a su vez, antes de llegar a la etapa de la adultez.
Las políticas públicas deben ser integrales e incluir medidas que incrementen la escolaridad y el derecho a la salud, ayudando a reducir los embarazos adolescentes e infantiles. La salud reproductiva beneficiaría especialmente a las niñas entre los 10 y 14 años, cuya razón de fecundidad forzada es de 1.6 nacimientos por cada 1000 niñas.
No debemos olvidar a las 16,626 niñas provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras detenidas por el Instituto Nacional de Migración, o los 1.23 millones de niñas que, en México, viven con alguna discapacidad discapacidad.
Nuestras niñas son plurales y diversas, sus necesidades también lo son. Es nuestra responsabilidad cuidarlas y prepararlas con las mejores herramientas para enfrentar las distintas realidades a las que están expuestas.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN