Otro recorte a los programas con perspectiva de género es el pronóstico para el paquete económico del próximo año, pero aún estamos a tiempo para que esto se convierta en una prognosis favorable para las 64.5 millones de mujeres en México.
Con las intenciones del gasto revelando las verdaderas prioridades para el gobierno, un clavado a los 346 mil 077 millones de pesos asignados para el Anexo 13, la herramienta presupuestal con mayor valor para la política de igualdad de género, nos indica que el 60% de esos recursos estarán destinados a programas sociales, no a políticas con perspectiva de género.
En otras palabras, el crecimiento real presupuestal del 43% para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres, no parece indicar beneficios absolutos para reducir la brecha de género en el trasfondo. Los programas sociales de Pensiones para Adultos Mayores, la Escuela es Nuestra y Jóvenes Construyendo el Futuro, podrían ocupar alrededor de 207 mil 646 millones del presupuesto destinado para el Anexo.
La otra cara de la moneda nos revela, con indignación, que los programas de Salud Materna, Sexual y Reproductiva podrían tener un recorte del 3%, al igual que el Apoyo a Madres Trabajadoras. El programa de atención a víctimas de violencia, a pesar de no registrar un decrecimiento presupuestal, su incremento no es significativo con solo 2%.
La discusión y aprobación de la Iniciativa de Ley de Ingresos está ahora en la cancha de las y los diputados hasta el 20 de octubre. La Cámara tiene una tarea fundamental para evaluar críticamente la pertinencia de este proyecto desde un enfoque de género y es el momento de hacer valer la paridad.
El pasado 21 de septiembre se instaló el Grupo de Trabajo de Presupuesto con Perspectiva de Género, de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública y ya se dio a conocer que habrá propuestas apoyadas de la participación ciudadana el 18 y 19 de octubre, de adecuaciones presupuestarias dirigidas al Anexo 13 para buscar garantizar una partida en pro de la igualdad de género y una vida libre de violencia. Como ciudadanas y ciudadanos, es nuestra obligación hacer uso de este instrumento para incidir en las decisiones presupuestales que tendrán un impacto directo en nuestras vidas.
Uno de los retos que tiene el PPEF es buscar integrar a más mujeres en el mercado laboral formal, especialmente porque la brecha laboral por género en el sector es de 31.36%. En el informal, donde el 55.9% del mercado está ocupado por mujeres, hay condiciones laborales indignas, no hay certeza de un ingreso fijo o prestaciones y aumenta las posibilidades de que la violencia económica, entre otros tipos, sea más fácilmente ejercida contra ellas.
Este reto se puede afrontar con asignación presupuestal a escuelas de tiempo completo, estancias infantiles y un Sistema Nacional de Cuidados, este último con potencial mejora de la condición socioeconómica del 63% de las mujeres de menores ingresos, según México Cómo Vamos.
Merecemos una partida presupuestaria que trastoque a las desigualdades y violencias que nos atraviesan a través de asignación de recursos que nos beneficien en sustancia y en el trasfondo. Merecemos más que el embelesamiento de la narrativa.
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