COLUMNA INVITADA

Desde el Sur: Las oportunidades perdidas del presidente

Después de 27 meses, lo único que parece dejar es un legado de oportunidades perdidas

OPINIÓN

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Georgina Trujillo/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para la memoria del imaginario colectivo, Andrés Manuel López Obrador tuvo la oportunidad de establecer un legado duradero. Un principio de certidumbre para el futuro democrático de este siglo.

Pudo ser un Presidente gestor de oportunidades, el gran conciliador. Se autonombró responsable y propiciador de un nuevo milagro mexicano que resultaría en
la transformación económica más grande desde los años de Lázaro Cárdenas o Adolfo López Mateos.

Después de 27 meses, lo único que parece dejar es un legado de oportunidades perdidas. Él, que se ha empeñado tanto en “derribar los viejos vicios del neoliberalismo”, se olvidó de edificar en su lugar el más básico proyecto de gobierno; y por tanto sólo empeoró las cosas para todos.

Perdió la oportunidad de generar condiciones para una economía más incluyente: el mayor crecimiento que ha tenido el Producto Interno Bruto durante este gobierno ha sido de 0.1 por ciento, aún en tiempos pre-COVID. Hasta ahora no se ve cómo pueda impulsar un crecimiento mayor a 4 por ciento de un año a otro. Perdió la oportunidad de impulsar a Pemex con una política moderna y transparente. Actualmente la paraestatal pierde alrededor de mil 700 millones de pesos por día. Una auténtica caída en picada.

Perdió la oportunidad de pacificar al país con acciones contundentes, aplicando la ley con justicia, sin consideraciones especiales. El Presidente solapa a los corruptos y delincuentes. A sus amigos y compadres laxitud con la ley, a sus detractores, todo el peso del sistema para doblarlos.

Perdió la oportunidad de generar certeza a los inversionistas y con ello traer prosperidad al país, con sus decisiones basadas en la ideología y la terquedad, no en la viabilidad ni en la modernidad.

Perdió con los empresarios, a quienes sistemáticamente criminaliza y persigue. Perdió su oportunidad de tomar el liderazgo de América Latina en medio de la peor crisis sanitaria de la historia moderna. Sus políticas y falta de apoyos a las pequeñas y medianas empresas hoy están erradicando a la clase media en México.

Perdió la oportunidad de ser sensible ante los fallecidos por COVID como resultado del pésimo manejo que dio a la pandemia; su mandato es una oda a la negligencia, una cátedra de posverdad virulenta. Representa la polarización que secuestra a la sociedad, su razón y su esencia.

Perdió la oportunidad de fortalecer el sistema de salud nacional. Perdió con la comunidad médica. Con los niños con cáncer. Con el abasto de vacunas. Perdió con los jóvenes y su educación. Con las mujeres y su seguridad. Y cuando se le dice que pierde oportunidades, apuesta por perder aún más.

El Presidente más popular, pero menos capaz; el líder social que es un pésimo gobernante; el que ostenta poder, pero actúa como opositor; el liberal que en realidad es conservador. Eso es este Presidente, una contradicción. Más de lo mismo, pero peor.

POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ

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