COLUMNA INVITADA

Desde el Sur: Política en Crisis

La crisis política en México es una crisis de rostros, instituciones y peor aún, de  ideales. Estos ya no significan certidumbre ni destino como nación

OPINIÓN

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Georgina Trujillo/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La política en México está en crisis. Atraviesa lo que podría ser su peor momento, aunque no en términos estrictos de gobernabilidad.

Me refiero a lo que llamamos “quehacer político” y el sentido verdadero que éste debe tener: impactar de manera positiva en una comunidad o comunidades de personas, tender puentes entre ellas y generar acuerdos que propicien el desarrollo.

Se trata de una crisis cuyo fundamento es la hipocresía y el cinismo, donde el beneficio personal sustituye al beneficio colectivo y lo corrompe hasta vaciar de significado la verdadera labor política; se convierte en una simple búsqueda de poder tan arcaica y antigua como nuestra historia mexicana.

La crisis política en México es una crisis de rostros, instituciones y peor aún, de  ideales. Estos ya no significan certidumbre ni destino como nación.

No hay proyectos de gobierno, sólo electorales; no hay hechos, sólo demagogia. Ya no se valora la experiencia y el carácter sino el carisma superficial. Basta con ver quiénes pretenden representarnos en las próximas elecciones:

Presentadores de televisión, cantantes, analistas deportivos, ex futbolistas, ex comediantes e influenciadores en redes sociales. Los partidos, sin posibilidad de establecer un diálogo que los identifique con los ciudadanos, en su desesperación, ya no postulan políticos de carrera sino políticos a la carrera.

Perfiles de dudosa preparación, experiencia deficiente, y ya en un extremo, cargando con procesos de averiguación por delitos como lavado de dinero, desfalco al erario público, delincuencia organizada y en un caso extremo, hasta de violación.

A la crisis política la exacerba nuestra cultura digital: las comunidades virtuales que tienen como máxima aspiración la obtención de likes a través de los actos más simplistas, han producido políticos “digitales” que conciben que buen gobierno y cercanía con la gente significa subir a Instagram una imagen de ellos, mientras comen un platillo típico regional o se dejan bolear los zapatos en un parque popular.

Nuestra política y sociedad son un espejo; se imitan, se mueven paralelas. Para cambiar el reflejo tenemos que cambiar a quien lo proyecta. Salir de nuestra crisis política, por tanto, tiene que ser un ejercicio de rigor y conciencia social; mientras que salir de nuestra crisis social tiene que ser un ejercicio efectivo de políticas públicas.

Celebro que hoy nuestra conciencia social fue capaz de manifestarse fuerte contra una candidatura como la de Félix Salgado Macedonio. Habría que aplicar el mismo criterio para con el centenar de candidatos impresentables de Morena y otros partidos que buscan denigrar nuestro sistema político hasta colapsarlo, para que sólo la figura presidencial quede en pie. Un  rey tuerto en un país de ciegos.

A la política mexicana le falta recuperar la noción de honor y lealtad a la palabra. Que la voluntad por un mejor futuro nazca de un intercambio creativo, armónico y pacífico entre las distintas partes, más que de un discurso de odio y reprobación constante.

Los mexicanos debemos recordar que en una democracia, la política es una labor abierta para cualquiera, pero no cualquiera puede realizarla.

POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ

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