NOTAS SIN PAUTA

Viene Duarte… sigue Corral

La ostentación, el exceso y la megalomanía a veces rebasan todo límite previsible: el rancho “El Saucito”, propiedad del exgobernador César Duarte Jáquez

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de México
Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La ostentación, el exceso y la megalomanía a veces rebasan todo límite previsible: el rancho “El Saucito”, propiedad del exgobernador César Duarte Jáquez, es uno de esos lugares que bien podrían figurar en un libro de excentricidades junto con “El Partenón” del Negro Durazo, el complejo de Lomas de Vista Hermosa conocido como “la colina del Perro”, de José López Portillo o “la casa blanca de Peña Nieto”.

El Saucillo no era el único ni el más grande de los ranchos y negocios de Duarte, pero si el de la proyección de algún trastorno singular que hizo de una silla en la que se posó el Papa, un epicentro de su profesión de fe en la loma que en el subsuelo alberga la capilla del neohacendado, detenido hace más de un año en Miami, Florida.

Durante cinco años, Javier Corral Jurado, convirtió el asunto Duarte en el leit motiv de su administración; encausó hasta la movilización ciudadana para exigir su detención; difundió los nombres de presuntos implicados en una red de beneficiarios y son al menos 50 los testimonios de abuso cuyo propósito era obtener declaraciones y conseguir a la mala aumentar las acusaciones.

Del uso de la justicia con fines políticos contra opositores no queda la menor duda y esa conducta, incluyó a su compañera panista, hoy gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, a quien en plena campaña electoral, vinculó a proceso penal, una maniobra que no impidió que ganara la elección… y el ciclo reinició.

En unas cuantas semanas, hay dichos de Maru Campos y hechos verificables que reflejan las condiciones de un mal gobierno: desastre administrativo, nepotismo y otros aspectos de la corrupción que contra intuitivamente apuntan a la responsabilidad del hoy exgobernador Javier Corral, aquel cuyo discurso era anticorrupción.

Un ejemplo: al salir César Duarte del gobierno, dejó al estado inmerso en una deuda por 29 mil 831 millones de pesos, según las cifras del sistema de transparencia presupuestaria del gobierno de Chihuahua. Con esa misma fuente, es posible advertir que hasta septiembre de 2021, último mes de Corral en el cargo, la deuda ascendía a 42 mil 261 millones de pesos.

El monto es conservador frente a lo registrado en el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados donde, al primer bimestre de 2021, la deuda de Chihuahua ascendía a 48 mil 473 millones de pesos. De hecho, sólo en 2019, el Registro Único de Financiamientos y Obligaciones de la Secretaría de Hacienda, registra cerca de 32 mil millones de pesos sólo por “créditos simples”.

Peor aun es el cálculo de Maru Campos que ha tasado la deuda de la entidad en 75 mil millones de pesos, un monto tan grande que representa más del doble, por ejemplo, de la deuda de 32 mil millones que heredó Humberto Moreira en 2011 en Coahuila, estado con similar número de habitantes y que fue todo un escándalo hace una década.

Quizás el país se ha perdido la capacidad de sorprenderse por episodios así, agravados por el hecho de que el último año de gobierno el congreso local no le autorizó deuda pero esta se siguió incrementando en créditos a corto plazo. Aun peor es lo que relativo al destino de los recursos: sólo el 30% de los recursos ejercidos en ese quinquenio fue auditado. No es todo.

En lo político, el ejercicio de poder como feudo familiar apunta a Leticia Corral, a quien apodaban “La Vicegobernadora”, por su injerencia tanto en la administración del Ejecutivo estatal como en el Poder Judicial… hasta escolta le tenía asignada el hermano gobernador. No son pocas las intrigas que derivaron en agravios políticos, como operadora del fallido proyecto sucesorio estatal que pretendía imponer a Gustavo Madero, el hoy senador en rebeldía del PAN.

Coincidencias de la vida política, la segunda semana de noviembre, se precipitó la renuncia del perseguidor original de César Duarte, Santiago Nieto Castillo, como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, envuelto en el peculiar escándalo de una ceremonia nupcial y sus invitados, incompatibles con la moral del presidente López Obrador.

Nieto Castillo, como titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, obtuvo la primera orden de aprehensión contra el entonces ya exgobernador Duarte, el 30 de junio de 2017 y ese, junto con el caso de Emilio Lozoya como receptor de financiamientos de Odebrecht para la campaña de Peña Nieto en 212, fue lo que motivó su remoción como fiscal.

Santiago Nieto se fue de la UIF; César Duarte ya es extraditable según la justicia estadunidense y, por lo visto, el turno al banquillo es de Javier Corral que no encuentra defensores ni en su partido, el PAN.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

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