COLUMNA INVITADA

El corazón de mi amiga Gis

Es una mujer con aplomo, determinación y una seguridad admirables, a donde llega, ella florece

OPINIÓN

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Laura Elena Gerdingh / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mi amiga Gis vive en Cuerna.  Se mudó hace algunos años ya que se vio en la complicadísima situación de hacerse cargo económicamente de sus hijos.  Ante tal dificultad, ella no se paralizó.  Muy al contrario, ideó una estrategia y se movió para llevarla a cabo.  Durante algunos años vivió en un lugar verdaderamente hermoso, algo retirado de la ciudad de la eterna primavera.  Así realmente uno se sentía en casa de campo, pero con un clima delicioso.   Para mis hijas y para mí irlos a visitar era lo máximo.  Disfrutábamos su compañía, platicar, la amistad, su jardín, su terraza… el calor de su hogar. 

Hace algunos meses por motivos ajenos a su voluntad tuvo que cambiarse de casa.  Este fin de semana fuimos a visitarlos.  Ya que, afortunadamente, entre semana estoy saturada de pacientes, trabajo también los sábados por la mañana.  Así que a medio día pasé por mis hijas que estaban listísimas con maleta en mano esperándome.  Hicimos dos horas de carretera, ya que era puente y nos tocó algo de tráfico, pero finalmente llegamos a su casa. 

Ese día por la tarde llegaron amiguitos de sus hijos y se terminaron de disfrazar para ir a pedir Halloween.  Mi hija mayor Pau y su hijo grande Jul ya no participaron del festejo, ellos tenían otros planes.  Así que nos llevamos a los peques, y a las medianas a pedir Halloween.  Todos la pasamos súper.  Las niñas muertas del oso de ir con nosotros se alejaron lo suficiente de nuestro alegre grupo para podernos negar y no pararon de platicar y reír.  Los niños que son más pequeños la pasaron increíble aún si iban custodiados por nosotras.  Por la noche cenamos en su casa con los invitados de sus hijos y las mamás. 

Al día siguiente desayunamos todos en la terraza y acompañamos la fruta con anécdotas y risas.  Después asoleándonos en su jardín, ella y yo tuvimos oportunidad de platicar un rato como nos gusta.  Reflexionando de nuestras vidas, compartiendo nuestras angustias, preocupaciones, dificultades, pero también nuestros sueños, ilusiones y planes.  Su visión emprendedora siempre me aporta mucho.  Después llegó su hermana Fer con su linda familia a comer y por la noche platicamos con sus vecinas. Entre una cosa y otra aprovechamos para divertirnos con las gracias que hacía Phoebe su perrita nueva y para apapacharla y jugar con ella.

Surgió en mí la misma sensación que tenía en su anterior casa.  Pero que lindo, cálido y alegre es el lugar donde vive Gis, de verdad que uno se siente animado, relajado, feliz de estar ahí. Sólo que me di cuenta de que no estaba describiendo su casa, estaba describiendo en realidad su corazón, su forma de ser.   Ella es una mujer que hace algunos años, ante una crisis que la verdad a mi me hubiera paralizado, me hubiera sentado a llorar, ella con verdadera determinación, con un aplomo y una seguridad admirables, se echó para adelante y generó cambios en su vida que resultaron maravillosos. Y ahora ¡lo vuelve a hacer!  Se muda de casa obligada por las circunstancias y ahí a donde llega ahí florece. Porque ella aporta lo propio, porque a donde vaya llega con su generosidad, su alegría su entereza, su fortaleza, su calidez, su determinación, su flexibilidad. Y sabe nutrirse de lo que el lugar al que llega le ofrece y disfrutarlo haciendo sentir a quiénes la visitamos que la vida es fácil y feliz.   Y con su forma de ser relajada te hace sentir aceptada y llena de paz, bienvenida, a gusto y divertida.

Regresé reflexionando, cuán importantes son las buenas amistades en la vida.  Porque podemos apoyarnos, entendernos, escucharnos, ayudarnos… porque la verdad la vida es más feliz con amigas así en nuestra vida.  Sembremos amistades valiosas y nutrámonos de ellas. 

POR LAURA ELENA GERDINGH

PSICOTERAPEUTA / SPEAKER

@LGERDING

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