COLUMNA INVITADA

Fuerza, Presidente

Con la lamentable noticia hubo una gran ola de reacciones entre las que destacaron los buenos deseos de mandatarios de otros países y miembros de la clase política mexicana

OPINIÓN

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David Monreal / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer el pasado domingo, a través de su cuenta de Twitter, el hecho de haberse contagiado de COVID-19, con lo que se suma a la larga lista de representantes populares que han contraído la enfermedad, como Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil; Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido; Jeanine Áñez, expresidenta de Bolivia; y Emmanuel Macron, presidente de Francia. Este escenario plantea, por un lado, que la pandemia sigue activa y representa un grave riesgo de salud pública, y por otro, que nadie está exento de contagio, por lo que debemos ser estrictos en las medidas preventivas y esperar nuestro turno de vacunación. 

A este respecto, cabe destacar la congruencia de nuestro presidente, quien realizó esfuerzos anticipados a otros países para promover la disponibilidad de vacunas en México, y pese a la investidura presidencial, tomó su sitio en la fila de prelación como cualquier otro ciudadano, en vez de alegar su condición de primer mandatario para otorgarse privilegios a él, a su gabinete o a su familia. Hasta el día de hoy el plan de vacunación sigue en marcha según lo establecido: inocular preferentemente a todo el personal que enfrenta la pandemia en primera línea, no sólo a personal médico y de enfermería, sino a las once categorías laborales anunciadas por el sector Salud, entre ellas personal administrativo y de limpieza. 

Con la lamentable noticia hubo una gran ola de reacciones entre las que destacaron los buenos deseos de mandatarios de otros países y miembros de la clase política mexicana, tanto de miembros de su equipo, simpatizantes y amistades, como de expresidentes e incluso opositores; sin embargo, existen también voces diversas que van desde poner en duda la veracidad de la información relativa al contagio del presidente, hasta quienes le desean un desenlace trágico, a lo que la red social respondió advirtiendo que no se tolerará contenido que promueva, incite o exprese el deseo o esperanza de que una persona o grupo de personas mueran, sufran daños o se vean afectados por enfermedades severas

En este punto nos encontramos ante una encrucijada en la que converge la libertad de expresión, los límites jurídicos, las políticas privadas de empresas como Twitter y la comunicación oficial, en la cual pueden surgir tensiones que exalten la independencia administrativa de las redes, la soberanía del Estado o el derecho de los usuarios. Con ello en cuenta vale la pena llamar la atención sobre la responsabilidad de todos los involucrados en el debate público, tanto de las y los usuarios, como de las propias redes y del gobierno, quienes para proteger el diálogo abierto y respetuoso deben contribuir en el ámbito de sus respectivas competencias. 

Como usualmente ocurre con la reglamentación legal de nuevos fenómenos, como puede ser la regulación de la libertad de expresión en la era digital, será necesario ampliar el debate y la cooperación, así como argumentar decisiones judiciales que terminen por delinear una normativa clara para todas y todos los que hacemos uso del espacio digital. Mientras tanto deberemos continuar ofreciendo resistencia ante mensajes intolerantes, repudiando todo tipo de incitación al odio o la violencia y, en este caso particular, refrendando nuestro apoyo incondicional al presidente López Obrador durante su periodo de convalecencia para continuar encabezando la Cuarta Transformación de México

 

POR DAVID MONREAL 
COLABORADOR
@DAVIDMONREALA