Columna Invitada

Amo los domingos poderme ejercitar en la naturaleza

Así como cuidamos nuestra salud con cubrebocas, sana distancia y lavándonos las manos constantemente, debemos cuidar nuestra salud emocional

Amo los domingos poderme ejercitar en la naturaleza
Laura Elena Gerdingh / Colaboradora / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Antes íbamos cada vez que podíamos a la montaña.  A veces al Iztacihuátl que me regaló un paisaje nevado verdaderamente hermoso hace año y medio y en otras ocasiones al Nevado que, con la vista de sus lagunas, debo confesarlo, es mi favorito.  Pero con esta pandemia hasta las montañas han debido cerrar sus puertas.  Así que solemos ir en los últimos meses al Ajusco.  Disfruto mucho el paisaje, el aire libre, la naturaleza y a los amigos con quienes suelo compartir el ejercicio, pláticas, risas, también nuestras tristezas e ilusiones.  Pero el domingo pasado un amigo me invitó a correr a Chapultepec.  Me encanta darme experiencias nuevas y como nunca me había ejercitado ahí estaba encantada con la idea.  Acordamos encontrarnos frente a al auditorio a las 9:00 am. 

Me desperté antes de que sonara el despertador y decidí prepararme un licuado con cacao, amaranto, té verde, frutos rojos y leche de almendras… me parece que ejercitándonos y alimentándonos bien es una excelente forma de cuidarnos siempre, pero ahora mas que nunca, claro además de la sana distancia y el uso del cubrebocas. 

Al llegar al circuito de Chapultepec me sorprendió ver tantas personas. Mientras calentábamos para evitar lastimarnos, ya se dejaba ver la gran afluencia de deportistas.   Unos iban solos, algunos acompañados de sus mascotas, otros con amigos, algunos mas en pareja o en familia.  Unos caminando, otros en bicicleta y algunos mas en patines.  Me recuerda algo que ya había pensado en otro momento… todo es tan relativo….  En el bosque me gusta la soledad.  Disfrutamos inmensamente cuando tenemos la suerte de que nuestro andar no tope con nadie mas. 

En cambio, acá el ver tanta gente resultó estimulante. Percibir el movimiento de la ciudad, el deseo de las personas de salir a respirar algo de aire, a pasear, a ejercitarse fue para mi maravilloso.  Casi como descubrir un mundo secreto que está ahí para quien quiera vivirlo. Lo que mas me motivó fue ver a la gente en movimiento, con cubrebocas, al aire libre, sana distancia, preparados con gel, pero… en movimiento.  Con esa alegría corrimos alrededor del lago admirando su belleza enmarcada por algunos arboles llorones y decorada con el paso de algunos patos deslizándose sobre el agua.  Luego corrimos a través del paseo de los poetas que me maravilló.  Arboles con flores rosas con blanco bordean el pasillo y recuerdan el tiempo de sakura en Japón, momento en que los cerezos florecen.  Y al dirigir la mirada al final del camino, ésta se encuentra con un hermoso paisaje citadino en el que lucen los edificios de espejos que se erigen a lo lejos sorprendiendo al espectador.

Cuando terminamos nuestro recorrido contamos 8 lilómetros corridos.  Estaba realmente cansada pues el paso de mi amigo es un poco mas rápido que el mío que es francamente lento, pero mi meta era correr 10 kilómetros.  Así decidí hacer un esfuerzo extra.  Corrimos dos kilómetros mas y al terminar dedicamos algunos minutos a estirarnos.  Mientras lo hacía vi a una familia que vino a patinar, a unos amigos adolescentes que corrieron juntos y al final una familia que constaba de un papá, una mamá y una nena de alrededor de dos años.  El papá y la nena subían y bajaban corriendo una pequeña pendiente muertos de la risa.  La mamá grababa el momento disfrutando las carcajadas de la bebé.  En lo personal pienso que, así como cuidamos nuestra salud con cubrebocas, sana distancia y lavándonos las manos constantemente, debemos cuidar nuestra salud emocional…. Que mejor forma de riendo a carcajadas al aire libre en familia, como esa hermosa nena y sus papás.

POR LAURA ELENA GERDINGH
PSICOTERAPEUTA
@LGERDINGH

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