Haz tu denuncia aquí

Cliché de 10 de mayo

OPINIÓN

·

No me gusta el Día de la Madre. Llevo días pensando por qué. 

En casa no hacíamos alaraque y jamás hubo sentimientos o reproches por un regalo hecho a mano o la ausencia de una comida en el San Ángel Inn o en el Hunan.

Me niego, mi anti yo.

Hace 17 años soy mamá y me hace muy feliz serlo, pero no, no hemos sido de crear toda una historia alrededor del 10 de mayo y creo que las niñas han aprendido bien.

Digamos, saben que a su mamá le horrorizaría recibir una lavadora de platos o una invitación a desayunar scones en un sitio popis de Las Lomas.

Confieso, sin embargo, que ando deseosa de regalos. Quizá es la falta de sociabilidad, quizá solo son ganas, o quizá hay algún lado psicoanalítico y profundo que quiere salir y gritar que sí, que celebrarme este domingo bajo las reglas de la chorcha mexicana me haría feliz.

Vi dos cacerolas color de rosa que me gustaron. Cliché, ya sé, pero en este espacio puedo contarlo ¿no? Deseo una paleta de madera para formar

gnocchi -ya mandé el mensaje estratégico para que me escuchen-, y la verdad, unas botellas de Leroy me harían inmensamente feliz.

Ojo, no es una carta de peticiones, repito, es una declaración bajo protesta de decir una verdad: no me gusta el Día de las Madres, pero la coyuntura, la edad o simplemente la entrega a la cursilería quieren rebasarme.

Prefiero pan francés de Lalo! que bolsa de mano (¿será que estoy cambiando?)  y privilegié ir a visitar un lago para acordarme de mis hijas por sobre cualquier zoom familiar relativo a la festividad más importante para el mexicano.

Me quedo con las flores, con la buena vibra y con antojo de buena mantequilla y mucho pan para celebrar.

Mientras me dure, quizá el año entrante quiero, finalmente salir del clóset y cocinar Wellington y recibir serenata con mariachis.

Vamos viendo. [nota_relacionada id=1003005]

POR VALENTINA ORTÍZ MONASTERIO
GASTROLAB@ELHERALDODEMEXICO.COM
@VALEOM

lctl