Dicen que aún y cuando el cielo esté tormentoso, nunca llueve para siempre. Y sí, las noticias alentadoras, las que sacan una sonrisa, son las que uno anda persiguiendo últimamente. No se trata de ignorar los eléctricos sucesos, (a veces creo que es como una tormenta de rayos y centellas), pero para la salud mental y emocional, los gustitos son valiosísimos.
Cuando estoy triste me gusta comer pan con mantequilla, por ejemplo. Y me mandaron la hogaza más rica que pienso llenar de mermelada de zarzamoras de Zacazonapan.
Estos son los detalles de gozo a los que me refiero. He pasado noches pensando en el restaurante al que iré cuando esto abra y en esas botellas de vino que me quiero tomar. Ya tengo una cita en Rosetta, larga y de muchas horas, para después irme por un martini a la otra esquina y a bailar después. Acá más acciones de gozo y que sacan sonrisas.
Y la cereza en el pastel: organizar una cena, qué digo, una señora cena en casa, de la mano de los grandes, de los grandes mexicanos y, con ellos, nada más y nada menos que Dan Barber de Blue Hill at Stone Barns. Más sonrisas.
Los días 22, 23 y 24 de mayo, Edgar Núñez, Luis Robledo, Lalo García y Jorge Vallejo por parte de México, y Barber como invitado de honor, cocinarán para nosotros un menú bárbaro. Ocho tiempos para dos personas, botella de vino, delicias de Reserva de la Familia y hasta el plato del pastel -que Robledo ya está preparando- y que se queda para la colección de casa.
Así, Casa Müi, aquélla serie de pop-ups presentada por Banorte y que celebra su tercera edición ahora con una experiencia en casa con Quintonil, Sud 777, Máximo Bistrot, Tout Chocolat y Blue Hill at Stone Barns.
Vaya cartel. Vienen copas, platón, instrucciones de plateado, video de bienvenida a la experiencia por parte de los chefs, menú impreso y toda la cosa para sentirnos como en la mesa de un restaurante y hasta mandil de cocina y playlist. ¿Así o más sonrisas?
Cuento las horas para brindar juntos, si te emociona como a mí, reserva en casamui.com y sólo espera que te llegue a casa a bordo de una flamante Volvo. Que nada nos haga falta diría mi padre. Soñar no cuesta nada, y ahí, gozando de la cena y del pop up, elucubramos caminar por la playa, abrazarnos en el mar y decirnos lo mucho que nos hacemos falta. [nota_relacionada id=1016206]
POR VALENTINA ORTIZ MONASTERIO
CGASTROLAB@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@VALEOM
eadp