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Del fracking y otras historias (3 de 3)

OPINIÓN

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Esta semana el precio de los futuros del gas natural alcanzó su mínimo histórico en EU, 1.766 dólares por millón de BTU, lo cual representa casi un dólar menos del promedio del año pasado, que en sí ya era muy competitivo y eficiente para la generación de energía eléctrica. La gran disponibilidad de gas se debe a los yacimientos no convencionales que se han explotado a través del fracking.

En México, más de 60 por ciento del gas natural que consumimos viene de EU, pero, no es suficiente, necesitamos más, y la única alternativa visible a corto plazo será importarlo.

Esta situación puede cambiar, como hemos comentado en entregas anteriores, nuestro país tiene la sexta reserva más importante del mundo de gas shale, pero, no lo aprovechamos como deberíamos.

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Pemex ya ha usado el fracking para extraer 195 mil barriles en recursos convencionales, además de haber realizado pruebas en el norte del país en no convencionales y alcanzando una producción que permitió clasificar los pozos como económicamente viables. Pero, en Texas, del otro lado de la frontera con Tamaulipas, EU está produce más de dos millones de barriles de petróleo equivalente al día.

Pero sea Pemex o cualquier empresa privada, para explotar el gas y petróleo shale en México es importante el “cómo” por lo que es necesario valorar cuál ha sido la evolución del fracking en otros países, los grandes avances tecnológicos en materia de seguridad y medio ambiente particularmente lo relacionado con el uso de agua y el tratamiento de los residuos, a continuación, varios ejemplos.

El E-Frack, llamado así por la contracción de fracking eléctrico, el cual usa turbinas eléctricas propulsadas por generadores alimentados por el gas natural producido en sitio. La novedad reside en la eficiencia y el reducido tamaño de las turbinas generadoras, su uso permite una operación más silenciosa, con menos costos operativos y menos emisiones contaminantes.

Uno de los principales problemas que tuvo el fracking en varios lugares fue el uso excesivo de agua potable, el hydro fracking, el cual dependiendo del pozo y la tecnología, como ya hablamos anteriormente, (https://heraldodemexico.com.mx/opinion/del-fracking-y-otras-historias-2-de-3/) necesita entre 6 mil y 60 mil m3 de agua, lo que equivaldría a regar el pasto del estadio Azteca por 115 días o 1,154 días, respectivamente.

Para esto, una tecnología novedosa y que está en etapa inicial es el dry fracking (fracking seco), utilizando en vez de agua, ciertos gases como el CO2. Actualmente, se practica en California donde la regulación privilegia el uso de agua para actividades productivas como la agricultura.

Existen otras aplicaciones que están resultando exitosas en sustitución del agua potable, como aguas salobres en Canadá, o algunos operadores en Texas, que han optado por el agua residual de la misma operación, logrando en algunos casos reciclar 98 por ciento. En un principio, los operadores temían que el agua reciclada significara una menor producción de pozos, sin embargo, tras su implementación, no se ha encontrado evidencia que haya afectación a la producción, lo cual, por obvias razones también soluciona el tratamiento de residuos.

Lo dicho, con las tecnologías correctas en materia de seguridad industrial y responsabilidad ambiental, una regulación estricta y la participación de empresas con el “know how”, el uso del fracking para acceder a grandes recursos no convencionales que tiene nuestro país representa una solución a la caída en la producción de Pemex, a la recaudación de ingresos petroleros, así como un impulso a la competitividad nacional y sobre todo, un gran impacto en los costos de generación eléctrica que nos beneficiaría a todos los mexicanos. [nota_relacionada id=861515]

POR JORGE LAVALLE

SOCIO DEL DESPACHO ACCURACY LEGAL AND CONSULTING

@JLAVALLEMAURY

JLM@ACCURACY.COM.MX

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