COLUMNA INVITADA

De la flexibilidad y otras historias

Al planear, se piensa sólo en controles en generación eléctrica

OPINIÓN

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Jorge Lavalle / Columna Invitada/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El grado de flexibilidad que tiene un sistema define su capacidad de adaptarse a su entorno y circunstancias, es decir, para lidiar con la incertidumbre. Para poder determinarlo se debe analizar cada uno de los componentes del sistema, al ser multifactorial, bajo diferentes escenarios que permitan identificar tanto los elementos que se vean comprometidos al no cumplir su función como las condiciones que lo propician.

En el caso de los sistemas eléctricos, su flexibilidad permitirá responder a cambios esperados e inesperados, tanto de generación como de demanda, lo cual equivale a estar preparado para afrontar riesgos como sobrevoltajes, fallos de plantas de generación, apagones o impactos por fenómenos meteorológicos.

Su análisis es relevante al planear una transición a energías renovables como la eólica y la solar, ya que están a merced de la naturaleza. Su integración puede complicar la operación de redes y coordinación con otros generadores. Lo bueno es que los cambios nunca se dan de la noche a la mañana, por lo que hay tiempo para preparar y adoptar soluciones que mitiguen riesgos, dando más flexibilidad al sistema eléctrico.

Tradicionalmente al planear, se piensa sólo en controles en la generación eléctrica, ya que son un número menor de participantes, pero las nuevas soluciones permiten también pensar en modificar la demanda, almacenar energía, reforzar la red y hasta uso de baterías de vehículos eléctricos. Por lo que las acciones serán resultado de responder ¿Qué se necesita implementar, mejorar, adoptar o desechar?, así como reconocer si lo realizado ha funcionado.

Algunos ejemplos de mejoras de flexibilización los podemos ver en EU y Australia, lugares donde se ubican sistemas de almacenamiento de energía con capacidades superiores a 100 MW, una capacidad equivalente al almacenamiento de 1,000 Tesla Model S, donde se ha incrementado a un doble dígito la participación de eólicas y solares en la última década.

En México, los efectos de una pandemia del siglo XXI expusieron las necesidades en un sistema eléctrico diseñado en el siglo XX, el cual deberá tener la capacidad de adoptar más energías eólicas y fotovoltaicas, que permiten mantener un ambiente saludable y mitigar el cambio climático, donde los más beneficiados serán las personas con menores recursos, al no estar expuestos a la incertidumbre de precios y limitando su exposición a fenómenos meteorológicos.

POR JORGE LAVALLE
SOCIO DE ACCURACY LEGAL AND CONSULTING
@JLAVALLEMAURY