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¿Y los abrazos?

Fue demoledor atestiguar la transformación de un Cendi, en cuartel para la Guardia Nacional

OPINIÓN

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Abrazos, no balazos” prometían en campaña y hasta música le pusieron a la frase, pero esta semana fue demoledor atestiguar la transformación de un Centro de Desarrollo Infantil (Cendi), en cuartel para albergar a la Guardia Nacional en la delegación Venustiano Carranza, de la capital del país.

Se declaran admiradores del estadista sudafricano Nelson Mandela, pero ignoran que él pregonaba que “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” y, sin duda, para construir la paz y recuperar la tranquilidad que añoramos los mexicanos.

De lado queda la reciente reforma legal en la que, presionados por la sociedad y la oposición en el Congreso, devolvieron la Educación Inicial a la Constitución y se obligaron a definir una Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia, a más tardar, en enero de 2020.

¿El gobierno federal pretende lograrlo repartiendo dinero y sustituyendo estancias infantiles por cuarteles?

La exigencia de madres por espacios que brinden educación y seguridad a sus hijos mientras trabajan (estancias infantiles y escuelas de tiempo completo, por ejemplo), no es una provocación ni ganas de llevarle las contras al gobierno mexicano.

Es una necesidad también desde la perspectiva de los menores que participaron en la más reciente Consulta Infantil y Juvenil (CIJ) 2018, realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE).

El documento revela que para nuestros menores, la percepción de seguridad está relacionada con la provisión de bienes y supera 83 por ciento al relacionarse con su hogar, pero está separada de la incidencia de violencia, pues los indicadores muestran altos porcentajes de esta última en los hogares, de tal suerte que los casos de violencia en espacios privados de educación es mayor que en los espacios públicos escolares.

La CIJ 2018 es un esfuerzo encomiable, desplegado en cada una de las 32 entidades federativas y con una participación cercana a los 5 millones 700 mil menores de edad; sus preguntas fueron elaboradas en coordinación con el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), a fin de considerar el nivel de desarrollo cognitivo de cada grupo.

Un ejercicio que se realiza desde hace 22 años en México para incidir en nuestra cultura democrática y, mediante la práctica, lograr que niñas, niños y adolescentes se reconozcan como personas sujetas de derechos y capaces de transformar su entorno, pero con metodologías diseñadas por expertos para que los resultados sean mucho más que una consulta a mano alzada y nos brinden la certeza de tener datos confiables, suficientes y oportunos para los tomadores de decisiones.

En esta ocasión, los temas abordados fueron perspectiva de género y derechos humanos.

Harían bien los asesores del gobierno federal en echarle un vistazo a éste y tantos otros esfuerzos orientados a preservar y enriquecer los espacios educativos y no a desaparecerlos.

Después, será muy tarde.

ANA LILIA HERRERA ANZALDO
DIPUTADA FEDERAL POR EL PRI
@ANALILIAHERRERA

lctl