Los anuncios están hechos y de confirmarse, el próximo gobierno optará por adoctrinar para el sometimiento y la conservación del poder, en lugar de educar para la libertad, traicionando así a los jóvenes que le aportaron numerosos votos.
¿De verdad fue un “error de cálculo” el recorte de 32.5 por ciento a las universidades públicas, fijado en los techos presupuestales elaborados por el equipo de transición? Lo sabremos el 15 de diciembre, pero en caso contrario y antes de que asesten otro golpe a nuestras instituciones, va una dosis de realidad:
Las universidades públicas estatales atienden 26.9% de la matrícula nacional, concentran 21.2% de la planta docente y 51.4% de investigadores nacionales; además, registran 56.8% de los programas reconocidos en el Padrón de Excelencia del Conacyt; lo que ejemplifica su desempeño y calidad académica pese a las carencias presupuestales.
El Consejo Universitario de la UNAM exhortó al Presidente electo y a los diputados federales a considerar un “significativo incremento real al presupuesto 2019 asignado a las universidades públicas para sus labores sustantivas de educación, investigación, innovación y difusión del conocimiento” y externó su “profunda preocupación” por las restricciones que enfrentan y que amenazan su viabilidad.
La cobertura educativa, además, es insuficiente. En el Estado de México, por ejemplo, sólo tres de cada 10 jóvenes están en las aulas y la universidad estatal sólo atiende 12.9% de la matrícula de educación superior.
Anualmente se rechazan más de 36 mil solicitantes por falta de infraestructura y capacidad física instalada, frente a una demanda creciente: sólo de 2004 a 2017 los aspirantes a ingresar aumentaron en 83.4 por ciento.
Hoy, el Presidente electo, su gobierno y su mayoría en el Congreso, están obligados a atender esa realidad. ¿O cómo interpretar la renuncia a la rectoría del Estado en materia educativa, dejando nuevamente a intereses sindicales la promoción de docentes o la eliminación de la enseñanza del inglés en escuelas públicas, que serían sólo algunos de los retrocesos que nos esperan si cumplen su amenaza de no dejar “ni una coma” de la Reforma Educativa? Por ignorancia o temeridad ¿la Cuarta Transformación recortará dinero a las universidades públicas para dar cabida en el presupuesto a la expansión y consolidación de sus “escuelas universitarias” coordinadas por la morenista Raquel Sosa, desde el gobierno federal?
Al movimiento que encabeza el Presidente electo le falta mucho para ser un partido y están en todo su derecho de trabajar para lograrlo, pero no a costa de las instituciones públicas.
En la Cámara de Diputados exigiremos aumentar el Presupuesto para las universidades públicas en 2019.
Si como dicen, sólo el pueblo puede salvar al pueblo, alcemos la voz para concretar la calidad y la libertad que deben prevalecer en nuestras instituciones de educación superior que, bajo ningún argumento, pueden ser utilizadas como instrumento de ideologización.
ANA LILIA HERRERA
DIPUTADA FEDERAL POR EL EDOMEX
@ANALILIAHERRERA