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AMLO, yo sigo siendo aquél

Y como según él su movimiento ha sido, es y seguirá siendo pacífico, no van a caer en ninguna provocación

OPINIÓN

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Quienes creían que Andrés Manuel López Obrador, dueño y dirigente de Morena, y aspirante y candidato a la Presidencia de la República en 2018, había cambiado, se equivocaron. El martes envió urbi et orbi el siguiente mensaje: Yo sigo siendo aquél. Aquél López Obrador bravucón y pendenciero que todos conocimos en 2006 y 2012; el mismo que “mandó al Diablo” a las instituciones. Aquél que cuando no gana una elección grita: “me robaron, me robaron”; el que cuando pierde quiere arrebatar; el incorruptible. El “mesías”, el “salvador de la patria” que llama a la resistencia civil; el “huachicolero” que tomaba pozos en Tabasco y que los liberaba mediante una corta; el que “cruza los pantanos y su plumaje se llena de chapopote” (¿o será otra cosa?). El “presidente legítimo” de la República amorosa. ¿Pues no que había cambiado? Preguntan los perplejos y algunos analistas bisoños. Pues a lo mejor cambió el modo de andar por esos dolorcitos de espalda que le dan, apuntan sus críticos, pero su esencia política no la ha perdido, sigue siendo aquél. Y el martes dio muestras de ello al plantear la postura de Morena por el resultado de las elecciones del domingo pasado. La maestra Delfina Gómez Álvarez ganó; “es la gobernadora del Estado de México”, dijo. “Vamos a solicitar, pedir, exigir que se limpie la elección por completo, que haya transparencia, democracia”; queremos que se cuenten todos los votos; “voto por voto y casilla por casilla”. No aceptaremos ningún resultado producto del fraude electoral, ni reconoceremos a ninguna autoridad surgida de la violación de los principios constitucionales; ni a nadie que sea producto de un fraude electoral, insistió. Y como según él su movimiento ha sido, es y seguirá siendo pacífico, no van a caer en ninguna provocación, “no vamos dar motivos, para que los violentos nos acusen de violentos, no vamos a caer en esa trampa, tenemos la razón…”. Y “no vayan a pensar que soy terco, eh”; que “no me gusta perder” o que “somos malos perdedores”, reiteró el tabasqueños. ¡Cómo crees que vamos a pensar eso de ti Andrés Manuel! Exclaman sus contrincantes, quienes saben que es necio, rencoroso, dueño de la verdad absoluta; que no tiene capacidad de digerir las derrotas y mucho menos los errores que con frecuencia comete, sobre todo en la recta final de las competencias donde ha participado. ¿No será que a Andrés Manuel López Obrador le han dolido las dos derrotas consecutivas que ha sufrido a manos del PRI de Enrique Peña Nieto? Pregunta el respetable, que documenta: Una, en la presidencial del 2012, y otra en la elección del pasado domingo en el Estado de México. No se confundan pues. AMLO volvió a ser el mismo, o sigue siendo aquél; y los músicos que lo acompañan también, dirían otros. Columna anterior: Alejandra y la Chimoltrufia