Los aficionados al deporte también se pueden profesionalizar,
tener objetivos dentro de un proyecto de vida y remuneración emocional.
Alfredo Castillo, titular de la Comisión Nacional de Deporte y Cultura Física, dijo que el deporte amateur ya desapareció, simple y sencillamente porque el enfoque comercial es lo que importa en el mundo moderno.
En entrevista exclusiva con Katya López para El Heraldo de México (publicada el jueves 1 de junio) el dirigente que debe ver por los intereses del deporte de este país explica desde su visión particular por qué prácticamente no puede hacer nada por algo que ya murió. Es justo aquí donde tropieza.
Estimado fan, para comprender las proporciones de estas palabras habrá que aclarar contextos y definiciones.
El término amateur procede del francés de hace cinco siglos, y es una variante del femenino amatrice y significa el que ama. El amateurismo es la práctica del deporte por placer, por gusto, por salud o por puro amor. No cabría una remuneración económica sin objetivos profesionales. Pero es aquí donde aprovecho para preguntarte : ¿No inviertes en el deporte que amas? ¿Siempre hay alguien que te regala tu calzado deportivo, tus tenis, zapatos de futbol, espinilleras, balones, ropa, etcétera? Si vas a un club, ¿no pagas inscripción? En el Gym ¿qué te obsequian más allá de algunas promociones? ¿No pagas por realizar lo que tanto te gusta? Seguro que a veces pagas más de lo que obtienes, pero estás dispuesto porque se trata de una inversión, no de un gasto. ¿Cuánto dinero de tus quincenas destinas al rubro de tu pasión deportiva? Hay fans que invierten más que deportistas profesionales que son remunerados por federaciones o patrocinadores.
Practicar cualquier deporte implica necesariamente participar dentro del círculo de los procesos económicos. En el sentido mercadológico, ya no cabe decir deporte amateur.
Vendría mejor diferenciar el deporte entre profesional y aficionado, pero puede resultarpequeño este segundo término para definir a quienes con toda seriedad realizan su deporte dentro del ecosistema de la industria.
Los aficionados también pueden profesionalizarse, es decir, tener objetivos económicos dentro de un proyecto de vida y que sobrepasan la práctica deportiva por puro amor al arte. Un fan —que no fanático, el ente opuesto— debe verse como un ser que cultiva su amor y conocimiento deportivo para convertirse en un aficionado profesional con valores y aportación al tejido social como gente, promotora de salud. Hablemos entonces de cultura deportiva y de construir comunidades de fans.
Por lo visto, Castillo no maneja un discurso calibrado como funcionario del deporte. No existe el deporte amateur por una lógica de mercado, y no por argumentos políticos. Se refiere al deporte con una visión mercantil. Estos políticos reubicados debieran colocarse en un sitio donde no puedan dañar a nadie. En este caso, al Deporte.