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Marina de Mexico: Hoy y Mañana

OPINIÓN

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Ya hace 10 años que la Marina de Mexico resalta en la narrativa nacional por sus éxitos en operaciones contra el crimen organizado. Se ha constituido como la instancia de seguridad más efectiva y confiable del país de acuerdo a la percepción de los mexicanos. Múltiples encuestas de opinión, públicas y privadas marcan el nivel de confianza ciudadana arriba del 80%. El Ejército le sigue muy de cerca en cuanto a confianza, sin embargo las policías de todos los niveles están a una distancia significativa. La Secretaria de Marina (SEMAR) nació como institución independiente al calor de la Segunda Guerra Mundial ante la necesidad de asignarle la prioridad presupuestaria y operativa necesaria para enfrentar amenazas inminentes. Hasta ese punto la Armada se encontraba formada por algunos cañoneros y buques de patrulla costera. En todo sentido era un servicio de guardacostas limitado y obsoleto que tendría que servir como la primera línea de defensa para enfrentar a las poderosas flotas del Eje, en ambos litorales. Un estudio de necesidades inmediatas determinó que se hubieran requerido al menos de 24 destructores clase Serrano, 10 submarinos clase R, 60 embarcaciones menores y 200 aeronaves para poder montar una defensa creíble de las costas mexicanas. Construir embarcaciones de este tipo no era (ni es) tarea sencilla, se requiere de astilleros relativamente sofisticados, así como la capacidad local para integrar armamento y sistemas de comunicaciones, lo que sencillamente no existía. Además, se requería de tiempo para construir las embarcaciones y entrenar a las tripulaciones. Ante una crisis inminente, el tiempo es por lo general el recurso más escaso. Mexico no tuvo que enfrentar a las flota japonesa o alemana gracias al empuje de los EU. Durante la pos guerra la flota mexicana dependió en gran medida de adquisiciones de segunda mano, principalmente de EU, lo que a la larga demandó muchos recursos para mantenimiento y un bajo desempeño por ser buques viejos. En los anos ochentas SEMAR lanzó un programa de construcción naval de buques de patrulla oceánica que han derivado en la suficiencia en ese nivel. En tiempos recientes, el enfoque de operaciones de la Armada ha sido en tierra. A partir del 2007 se expandió significativamente el cuerpo de infantería de marina con la creación de 32 nuevos batallones, pero esto ha sido a tenor de “infantería ligera” con funciones de policía naval y seguridad interior; se creó la Unidad Naval de Inteligencia que en un tiempo sumamente reducido se ha convertido -por mucho- en la más eficiente agencia de inteligencia del país contra el crimen organizado; se comenzó a construir una red de pequeñas instalaciones, denominadas estaciones navales avanzadas, dotadas de entre 30 y 100 marinos con botes de patrulla costera, con los que se comenzó a desplegar fuerza en vastos espacios tradicionalmente ausentes de la presencia del Estado. Si bien hubo cierta construcción naval, entre 2007 y 2013 se priorizó al componente terrestre de la Marina. A partir del 2013 la inversión de la federación se amplió, para relanzar la construcción nacional de embarcaciones interceptoras, patrullas costeras y oceánicas, así como de buques auxiliares. Dentro de estos, los más potentes son las patrullas oceánica clase Oaxaca, que embarcan un helicóptero y llevan a cabo operaciones de vigilancia y policía marítima en alta mar; sin embargo, las Oaxaca son embarcaciones menores diseñadas para patrullar la zona económica exclusiva (200 millas náuticas de la costa). En materia de buques de mayor porte, ha habido una dependencia total de los Estados Unidos desde los tiempos de la Secretaría de Guerra y Marina. La mayoría de los pocos buques de guerra adquiridos para dotar a las flotas del Golfo salió de los sobrantes de la Armada estadounidense. SEMAR adquiría tradicionalmente destructores y fragatas con 30 años de uso que salían de servicio y eran ofrecidas a lo que aparentemente es bajo costo para la federación. El verdadero costo financiero y el nivel de esfuerzo para absorber, mantener y operar buques de esa edad son extraordinarios. Aun así, se les exprime por lo general entre 15 y 20 años más, gracias al ingenio, sudor y sangre de sus tripulaciones. Pero ya no dan más y hay que modernizar esa fuerza con una solución que permita generar doctrina propia. Viendo al futuro, y por primera vez en su historia, la SEMAR proyecta a largo plazo y en astilleros mexicanos la construcción de ocho fragatas ligeras, denominadas patrullas oceánicas de largo alcance (POLA). ¿Pero realmente se necesitan?, preguntan los cortos de visión, ¿en dónde está la amenaza?, preguntan los analistas de pensamiento obsoleto que preferirían ver a las fuerzas armadas convertidas en fuerzas policiacas, corruptas e ineficientes. La amenaza está en la ausencia de capacidades. Estas POLA permitirán proyectar la presencia del Estado en todo el territorio mexicano e incluso más allá, para colaborar en operaciones multinacionales de alcance global. En paralelo, SEMAR trabaja en la enorme tarea de asumir como autoridad marítima en los puertos del país y al crear la Dirección General de Capitanías, Puertos y Asuntos Marítimos. De esta manera la SEMAR trabaja por para cumplir con la doble función encomendada de Marina de Guerra y Guardacostas. Recordemos este 1 de junio a los hombres y mujeres que forman a la Armada de Mexico y que merecen nuestro respeto y apoyo para continuar proyectando a un Mexico profesional y confiable. Columna anterior: México y la seguridad internacional