Más y más, los reportes formales e informales que llegan de Washington hablan de una Casa Blanca en franco desorden, bajo un presidente cada vez más aislado, enfocado en el corto plazo y desacostumbrado a limitaciones y juegos de poder.
Con creciente frecuencia, los informantes consignan que Donald Trump debe ser visto como un candidato independiente que logró la candidatura del Partido Republicano y llegó a la presidencia del país.
Eso resuena también en las afirmaciones de que Trump y su equipo están fuera de lugar. Los calificativos de "amateurs" resuenan cada vez más en las descripciones de la prensa política.
Hay además un creciente énfasis en reportes sobre luchas internas entre los consejos del presidente, sobre todo entre un ala pragmática, tradicional, encabezada por el yerno de Trump, Jared Kushner, y un sector más ideológico, cuyo líder es el consejero especial Steve Bannon. A eso debe sumarse un estilo de toma de decisiones descrito como "caótico" y aparentemente basado en la confrontación de opiniones opuestas y opiniones personales.
Y también de forma repetida en reportes de que muchos republicanos, incluso en el Congreso, están literalmente a la espera del momento en que se puedan separar de Trump y su marca.
Pero decirlo es mas fácil que hacerlo.
Para empezar, Trump cuenta con el hasta ahora indudable apoyo de un sector de la clase media baja blanca, importante para los republicanos, gracias en buena medida a su simplista mensaje nacionalista, anti-elitista, con todo y sus ribetes xenofóbicos.
De acuerdo con esa formulación, la supervivencia de Trump dependerá de su popularidad, que hasta ahora no parece afectada por las sucesivas revelaciones en torno a su ignorancia, sus conflictos de interés o la falta de resultados.
Eso influye en la impredictabilidad de Trump, atento en gran medida a su audiencia y a resultados inmediatos; pero eso también le ha impedido ampliar su base.
Trump está bajo la continua crítica tanto de liberales como de grupos conservadores tradicionales, pero su postura es considerada más como el ataque de las élites a alguien que como Trump se presenta como adalid del estadounidense medio, identificado con él por años de sus apariciones en la serie "El Aprendiz" y su imagen de "hombre fuerte".
Pero el problema de Trump y de sus adversarios es que la realidad no se parece al programa, y que una parte de los estadounidenses cree en Trump no importa lo que digan sus adversarios.
Las implicaciones en términos de política, interna y externa son potencialmente considerables. Uno de los mas severos críticos de Trump es un distinguido columnista conservador, George Will, para quien "el problema no es que no sepa esto o aquello, o que no sepa que no sabe esto o aquello. Más bien, lo peligroso es que no sepa lo que es saber algo".
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