La presidenta provisional del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), Magdalena Vila Domínguez, adelantó que para el 2025 tienen un paquete de temas pendientes para el organismo electoral local.
Entre ellas la constitución de nuevos partidos políticos, para ello visitarán los municipios y distritos electorales; además, está pendiente el tema de Pantelhó que actualmente tiene un Concejo Municipal y, en Oxchuc que se lleve a cabo las elecciones. En este último municipio esperan a que resuelvan en los tribunales y para ello caminarán de la mano de autoridades de seguridad.
Tan sólo en el municipio de Oxchuc, las elecciones son por usos y costumbres y deberá sesionar la asamblea y de ahí solicite la coadyuvancia con el instituto electoral para que puedan intervenir, toda vez que se rige por el sistema normativo.
La violencia en los municipios no para
Durante los últimos tiempos la violencia en los municipios de Pantelhó y Oxchuc, ha tenido un aumento significativo, convirtiéndose en una de las principales preocupaciones de las autoridades y de la sociedad, pues ambos municipios, que forman parte de la región de los Altos de Chiapas, han sido escenario de enfrentamientos armados entre grupos criminales, relacionados principalmente con el narcotráfico, el crimen organizado y la disputa por el control de territorios recientemente.
En Pantelhó, la violencia ha escalado debido a la presencia de grupos armados que buscan imponer su dominio sobre la población, extorsionando a los habitantes y cometiendo actos de violencia, como secuestros y asesinatos; por su parte en Oxchuc, la situación es igualmente grave, con conflictos sociales entre grupos locales que se disputan el poder político y económico, cabe destacar que muchos estos conflictos se agravan por la falta de presencia del Estado.
Parece que el problema ha sobrepasado a las autoridades
La violencia en Chiapas es un fenómeno complejo que tiene diversas causas, entre las que destacan el crimen organizado, la pobreza extrema, la marginalización social y la disputa territorial. Aunque tradicionalmente se ha asociado con el narcotráfico y los cárteles de drogas, en las últimas décadas también ha aumentado la presencia de grupos armados que buscan controlar áreas específicas del estado, como las regiones de los Altos de Chiapas y la Selva Lacandona.
El conflicto se ha visto intensificado por las tensiones sociales y políticas entre comunidades indígenas, quienes han sido víctimas históricas de desigualdad, y actores externos como grupos criminales y organizaciones paramilitares. Estos enfrentamientos han generado asesinatos, secuestros, extorsiones y desplazamientos forzados de personas, afectando principalmente a las comunidades más vulnerables.
La violencia también se ha relacionado con el control sobre recursos naturales y la lucha por el poder político en diversas regiones. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades federales y locales para mejorar la seguridad, como operativos militares y de policía, la falta de una estrategia integral de desarrollo y justicia social ha dificultado la resolución del problema. Esto ha dejado a muchas comunidades chiapanecas atrapadas entre la violencia estructural y la inseguridad cotidiana.
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