La principal fuente local de abastecimiento de agua para la Ciudad de México es el suelo de conservación, que ocupa al menos 150 mil hectáreas, principalmente, en el sur y sur poniente de la capital.
Lo anterior, significa que este tipo de suelo se concentra en tres alcaldías mayoritariamente: Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco; entre 60 y 70 por ciento del agua que consumimos proviene de esta fuente.
Asimismo, contamos con una segunda más importante de abasto, que son los sistemas Lerma, en el Estado de México y el Cutzamala, en Michoacán y el Estado de México, los cuales fueron creados para reducir la sobreexplotación de los mantos acuíferos.
El sistema Lerma se construyó en los años cuarenta del siglo pasado ante la necesidad de tener nuevas fuentes de abastecimiento, no obstante, para los años sesenta, este resultó insuficiente, además de que generó hundimientos en la capital.
Ante este panorama, las autoridades decidieron que desde 1982 el Cutzamala abastecería a los capitalinos y se estima que, debido a la diferencia de altitud entre la zona de origen y destino para surtir el agua a la ciudad, este líquido se bombea por una tubería que tiene que ascender mil 600 metros y recorrer 127 kilómetros aproximadamente.
Es de resaltar que 12 alcaldías reciben agua del Lerma y Cutzamala, excepto cuatro, que son: Milpa Alta Tláhuac, Xochimilco y la Gustavo A. Madero; por lo que las autoridades realizan operativos constantes para brindar este líquido a la población.
Y pese a que hay otras que sí reciben agua, uno de los factores que hacen que sufran de escasez es que se encuentran lejos de las entradas de estos sistemas, pues están al oriente y sur, como Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, y Tlalpan.
También hay otros sistemas, como Chiconautla, los Pozos en el Estado de México, los PAI Norte y PAI Sur que analiza la Conagua y los pozos de la Ciudad de México.
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