Magaly Sánchez comenzó su vida llena de abusos desde que tenía cuatro años de edad y uno de sus tíos la violentaba sexualmente cuando se quedaba bajo su cuidado mientras su mamá trataba de mantener a salvo a su esposo, un hombre que era alcohólico y consumía drogas que se dedicaba a las peleas de perros. Gran parte de su infancia la vivió en Sarasota, Florida, Estados Unidos, ya que su familia huyó de Monterrey por un delito que cometió su padre. Años después su vida estaría ligada a Los Zetas.
La mujer guardaba silencio de sus abusos para no crear más problemas, hasta que un día le contó a la directora de su escuela que su papá la golpeaba, por lo que junto con su hermano fueron trasladados a un albergue infantil; sin embargo, sus padres lograron recuperarlos, pero la vida de Magaly no mejoró y siguió viviendo una pesadilla con las adicciones a su alrededor.
Al cumplir 11 años de edad, Magaly recordó que su propio padre la ofreció con un narcomenudista para que abusara sexualmente de ella como pago de las deudas que tenía con el capo, indicó la mujer que ahora cumple una condena de 45 años en la cárcel en un penal de Nuevo León, en entrevista con Saskia Niño de Rivera, cofundadora de la organización civil Reinserta.
Magaly logra escapar de su abusador
Desde pequeña tuvo el rechazo de su padre ya que siempre quiso tener como primer hijo a un varón, por ello, casi siempre reprochaba tanto a su madre como a la misma Magaly su nacimiento. Tras regresar del albergue, las adicciones de su padre y la indiferencia de su mamá, Magaly nunca pudo tener una estabilidad emocional durante su niñez.
A los 12 años Magaly tuvo a su primer hijo producto del abuso sexual del narcomenudista, a su corta edad, transmitió el mismo rechazo a su bebé que en ese momento de igual manera sentía con sus padres, no quería ser mamá y mucho menos de un bebé que tuvo por varios abusos que sufrió. Aunque se fue a vivir con su propio abusador que le daba una “vida material de lujos”, la situación la rebasó hasta que finalmente se deshizo de él.
Cuando estaban de paseo en un barco en la costa de Florida, Magaly tomó un cuchillo y apuñaló al papá de su hijo en varias ocasiones para tirar su cadáver en la costa de Florida. Al llegar de nuevo a la orilla pidió ayuda a su padre y logró quedar impune del homicidio, contó, pero al regresar a al casa de sus papás, no aguantó más el reproche económico que le hacían y huyó de ahí para vivir en las calles, les dejó a su hijo bajo su resguardo.
Ahí conoció a una mujer que la reclutó como narcomenudista y cuando cumplió 16 años, compró un departamento. A sus 17 conoció a “Apocalypse”, un hombre afroamericano que era parte de una pandilla importante en Nueva York, lugar a donde Magaly llegó. Ahí la mujer se volvió adicta a la heroína. Con el afán de salir de la adicción, regresó con su pareja a Nuevo León, pero nada cambió.
El día que vengó a su bebé
Entonces Magaly se dio cuenta que estaba embarazada ahora de una niña. Tras una vida violenta con “Apocalypse”, éste la abandonó a su suerte. Cuando su hija tenía casi tres meses de edad, enfermó y salió una noche para llevarla a un hospital, en el camino la interceptaron siete hombres a quienes les compraba droga y en un malentendido la golpearon, en ese momento vio como uno de los hombres se acercó a la carreola donde estaba su hija y la dejaron ahí.
Al llegar al hospital la bebé estaba muerta, por lo que los médicos avisaron a la policía quien la revictimizó, dijo. El acta de defunción de la niña citó que había perdido la vida por causas naturales, pero ella sabía que aquel narco le había hecho algo. Tras indagar pudo identificar al asesino de su hija y lo mató con un picahielo. Aquel hombre era parte de Los Zetas, el cártel fundado por Heriberto Lazcano, alias “El Lazca” que al enterarse, la buscaron.
Una vez que dieron con ella, Magaly contó lo que pasó, y uno de los jefes de Los Zetas mandó llamar a sus hombres que operaban en la región para que desfilaran con el fin de que la mujer identificara a los hombres que participaron cuando la golpearon. Una vez que los vio, el narco los mató con un tiro en la cabeza. En ese momento, el narco le brindó protección a la mujer a cambio de que se convirtiera en sicaria de la organización.
Ya como sicaria y secuestradora, Magaly fue arrestada por la policía cuando en un operativo de rescate, la encontraron en la casa de seguridad donde tenía secuestrado a un hombre que había pretendido sacarle información sobre Los Zetas. Magaly fue procesada y sentenciada a pasar 45 años en prisión desde donde hace un año contó su experiencia de vida a Niño de Rivera.
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RM