PIENSA JOVEN

El desdén a lo popular de Sandra Cuevas

Las alcaldías en la CDMX requieren de un mayor esfuerzo e inversión en el mejoramiento de la infraestructura urbana, pero esto no justifica la ejecución de proyectos que implican invisibilizar las expresiones que han sido propias de la población durante décadas

NACIONAL

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Créditos: Foto: cuartoscuro.com

Una de las características que distinguen a la Ciudad de México de cualquier otra ciudad del país, o incluso del continente, es el colorido de sus calles. Salvo contadas excepciones, en cualquier parte de la Ciudad es sencillo encontrarse con una infinidad de expresiones culturales, únicas en su tipo, y que forman parte de la cotidianeidad de cualquier persona. Probablemente una de las representaciones gráficas más icónicas de esta ciudad son sus conocidos rótulos, los cuales pueden ser encontrados en infinidad de lugares: en bardas para promocionar conciertos de artistas locales e internacionales, en las ventanas de los microbuses y marcadamente en locales de comida de todo tipo. 

Recientemente las autoridades de la Alcaldía Cuauhtémoc comenzaron un programa de “orden y disciplina” sobre los rótulos de locales callejeros de comida. Los coloridos rótulos que daban identidad a cada uno de los locales, sin mencionar su contribución a las expresiones populares de una de las ciudades con mayor folclor del mundo, han comenzado a desaparecer y a ser reemplazados por una línea azul y el logotipo monocromático de la administración local. Los rótulos que anuncian tortas, tacos de canasta, jugos, flautas, mariscos, tacos de cochinada, además de revistas y periódicos, son considerados como un contenido que “ensucia a la alcaldía”. Todo lo anterior bajo el programa conocido como “Jornada Integral de Mejoramiento Urbano”. 

Los intentos y propuestas de la administración de Sandra Cuevas por imponer su propia visión de lo que estéticamente debe ser su alcaldía no se limitan únicamente a lo que está ocurriendo con los rótulos callejeros. En octubre del año pasado la alcaldesa presentó un proyecto de “corredor turístico” en la colonia Juárez y específicamente en la Zona Rosa. Este plan consistía básicamente en colocar 4,000 m2 de pantallas LED al estilo “Las Vegas” y, no podía faltar, uniformar la imagen de los comercios y locales de la calle Génova. La intención detrás de esto era incrementar el turismo, en un punto donde podría asumirse con facilidad que no era necesario por su ubicación y por ser la calle que conecta la Glorieta de los Insurgentes con Avenida Paseo de la Reforma. Finalmente la propuesta fue descartada, no se sabe si por su dificultad o por ser ridícula.

Este año no sólo se han eliminado los rótulos de los comercios callejeros, sino que también se han eliminado murales de gran tamaño en mercados. Y aunque las redes sociales de la alcaldesa y de su gobierno señalan que todo esto fue solicitado por los comerciantes, también es cierto que su programa contempla multas a quiénes se opongan a la eliminación de cualquier elemento visual en sus negocios. Esto tiene una dimensión sumamente problemática: el rechazo al esfuerzo y talento de cientos de artistas que han trabajado para dotar de una identidad visual definida a la alcaldía y a la Ciudad de México. Todos ellos, por una decisión administrativa, han sido eliminados del único espacio donde los artistas existen como tal y que es cuando sus obras interactúan con los espectadores.

Si bien es cierto que todas las alcaldías en la Ciudad de México requieren de un mayor esfuerzo e inversión en el mejoramiento de la infraestructura urbana, esto jamás justifica la ejecución de proyectos que implican invisibilizar las expresiones que han sido propias de la población durante décadas. La visión y programas de la administración de Sandra Cuevas sobre la infraestructura urbana evidencian un claro rechazo hacia lo popular, hacia lo que no sigue los cánones de lo que la alcaldesa considera valioso y también exponen su ignorancia y desconocimiento de la contribución de todo tipo de expresiones artísticas y culturales provenientes de la población. A casi la mitad de su gestión, la administración de Sandra Cuevas sigue siendo igual de gris y desdibujada que los “uniformes” que impuso a los comerciantes. 

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mgm