PIENSA JOVEN

La reforma eléctrica: el último clavo del ataúd de la oposición

La oposición logró frenar la reforma eléctrica, pero será cuestión de tiempo observar si esta victoria en realidad valió la pena.

NACIONAL

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“Los partidos de oposición votaron por entregarle el litio a los extranjeros” es la narrativa que, queramos o no, quedará después de la votación del domingo pasado (aún con la Ley Minera). La reforma eléctrica es un tema complejo y no es para menos, pues los partidos de oposición, en particular el PRI, nunca terminaron de entender, al menos en términos electorales. Cuestión que planeo explicar.

Va por México” pudo capitalizar esta reforma a futuro y lo desaprovechó. Indirectamente, estos partidos terminaron por secundar la reforma energética de 2013, aquella que fue anunciada como la panacea del sexenio peñista. Con esta, decían, bajaría el precio de la luz de la mano de la iniciativa privada, algo que nunca ocurrió.

De esta manera, no es difícil entender por qué, de acuerdo con diferentes encuestas, cerca del 70% de los mexicanos estaban a favor de esta reforma constitucional. Aun cuando hubiera protestas de las grandes multinacionales de energía, se buscaba poner término a un sinfín de abusos y prácticas ilegales a través de esquemas como el de autoabasto. Para la sociedad mexicana la reforma eléctrica corregía los vicios existentes de la de 2013: una reforma que nunca cumplió aquello con lo cual fue vendida a la ciudadanía y, además, parecía que beneficiaba a las élites económicas en perjuicio de la CFE, la empresa que, digan lo que digan, electrificó al país.

Ahora, López Obrador puede atribuirle a la oposición los aumentos de los precios. Sería culpa de ellos y del ánimo de lucro de los privados que la luz se encareciera. Además, también serían culpables de una CFE cada vez más débil que, a pesar de tener la infraestructura y capital humano desde hace décadas, se habría debilitado por leyes injustas aprobadas a través del “moche” para beneficiar a empresas extranjeras.

Esta narrativa es la que en realidad permanecerá para el imaginario popular. Ni los videos de los diputados priístas en sus sleepings ni la oposición “defendiendo las energías verdes” serán recordadas para las próximas elecciones, ya que, según diferentes encuestas, estas últimas no necesariamente son importantes para el electorado mexicano. México no es Twitter: en realidad, existe una clara preferencia hacia una paraestatal fuerte y productiva. 

De hecho, es bastante ingenuo pensar que el fondo del debate fueron las energías “limpias” de la oposición contra las “sucias” de la CFE y no los intereses monetarios. Economistas, como Mario Campa, han documentado que tanto la paraestatal produce el 38% de su energía de manera limpia (contra el 18% de los privados), y que empresas como Iberdrola, una de las grandes beneficiadas de la reforma de 2013, apenas producen el 13% de su energía con fuentes renovables, siendo México el país en el que tiene presencia donde, por mucho, contamina más. Esta es la narrativa que permanecerá. 

Es a través de este último punto en el que se ve la mala lectura del PRI sobre el asunto. Este partido, si bien a partir de los años ochenta dio un viraje hacia una centroderecha económica, gran parte de sus bases partidistas, aquella temible maquinaria electoral del siglo XX, se encuentran en la centroizquierda nacionalista, cosa que fue posible ver durante las elecciones pasadas: los votantes del PRI fueron los que más voltearon a ver a Morena tras la alianza del partido con el PAN y PRD. Una alianza que, simplemente, no cuadra, los hace ver como los “malos” de la película y que, aparte, va en contra de una reforma que busca la “soberanía energética” del país. Un suicidio electoral.

Por tanto, sí, si se quiere ver así, la oposición ganó a corto plazo sobre la reforma eléctrica: no se aprobó. No obstante, será cuestión de tiempo observar si esta pequeña victoria en realidad valió la pena. Pudieron aprobarla con importantes modificaciones, corregir errores de la de 2013 y, en caso de que esta nueva reforma no funcionara, habría sido una excelente herramienta de golpeteo político para el 2024. Sin embargo, no lo vieron y, en el caso del PRI, escucharon a sus lobistas y no a sus bases, por lo que, ojalá, no les salga más caro el caldo que las albóndigas. 

IL