En Puebla se avaló que las empresas no usarán cañones antigranizo que afecten el ciclo hídrico y con ello perjudicar las cosechas de campesinos ubicados en municipios como Libres, Cuyoaco, Tepeyahualco, Oriental, Ocotepec, Cuautlancingo y Coronango.
La decisión se tomó en el Congreso del Estado de Puebla, donde los diputados avalaron agregar un artículo a la Ley del Medio Ambiente que fija: “El ciclo hidrológico natural en las fases de condensación y precipitación no puede alterarse por ningún motivo; quedando prohibida el uso, manejo e instalación de tecnología que tengan como fin alterarlo”.
Y es que el año pasado, los campesinos denunciaron que presuntamente empresas como Audi, Volkswagen y Granjas Carroll, usaron esta tecnología durante la época de lluvias, afectando así la producción de los campesinos.
Ante este escenario, los diputados locales sacaron con 34 votos a favor esta reforma, donde se fija que la Secretaría del Medio Ambiente deberá vigilar que las empresas no usen los cañones antigranizo durante la época de lluvias.
La propuesta impulsada por el diputado local de Morena, Gabriel Biestro Medinilla, también detalla que en caso de no acatar esta ley que prohíbe el uso de la tecnología, será esta dependencia la encargada de fijar las sanciones correspondientes.
“Se prohíbe, el uso, manejo e instalación de tecnologías, que tengan como fin, alterar el ciclo hidrológico natural, es decir, el uso de las bombas antigranizo, que tiene como finalidad evitar afectaciones en las producciones del campo”.
¿Qué son y cómo funcionan?
El “spag” o cañón antigranizo es un dispositivo que busca proteger las cosechas (en el momento de la caída, los trozos de hielo destruyen el suelo y se llevan la cosecha sembrada) convirtiendo el granizo en precipitación.
Los cañones se utilizan desde finales del Siglo XIX, sirven para alterar la composición de las nubes disparándoles gas acetileno y otros compuestos, como el yoduro de plata con la finalidad de que el granizo no dañe las cosechas.
Funciona a través del disparo de ondas ionizantes que promueven condensación del núcleo de las partículas del agua para pasar a estado líquido. Se estima que existen alrededor de 800 cañones de este tipo, repartidos en 22 países del mundo.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en voz del científico Fernando García García, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera, pensar que los cañones sirvan para detener grandes precipitaciones es un mito, “un acto de fe”. No está científicamente comprobado que en realidad logren su objetivo.
El daño al ambiente se produce cuando se utiliza el cañon y en lugar de disminuir el tamaño del granizo, genera una dispersión de las nubes que en corto tiempo provoca un daño al ciclo natural del agua, produciendo sequía, situación que no es del agrado de los campesinos y trabajadores agrícolas.
Con información de Ciencia UNAM
Jesús Lemus
BAR
