A pesar de que desde febrero de 2017 se mantiene en reposo, el volcán de Colima es el más activo de México y uno de los más peligrosos por su tipo.
En entrevista con El Heraldo de México, el director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos, Raúl Arámbula Mendoza, informó que este coloso es un volcán explosivo, no de lava como el de La Palma, en las Islas Canarias, sino que emite flujos piroclásticos, que son nubes mortales.
“Los volcanes que tienen lava muy viscosa se vuelven explosivos y realmente los volcanes explosivos son los que matan a más gente que volcanes efusivos. Ya que se da la erupción es muy difícil escapar de ellas por sus altas velocidades”, explicó el especialista.
El volcán de Colima ha tenido dos grandes erupciones, la de 1818 y 1913. En esta última la ceniza llegó hasta Coahuila y los flujos piroclásticos alcanzaron 15 kilómetros de distancia, lo que pone en riesgo a comunidades como La Yerbabuena y La Becerrera, en Colima, y Juan Barragán, en Jalisco.
Sin embargo, no se necesita una gran erupción para correr ese riesgo, como pasó en julio de 2015, cuando los flujos piroclásticos alcanzaron hasta 10 kilómetros, aunque bajaron hacia el sur por la barranca sin consecuencias graves.
El volcán es vigilado las 24 horas del día por medio de la Red Sismológica de Colima y el Centro de Comunicación y Comando de Protección Civil del estado.
Arámbula Mendoza indicó que desde 2015 se mejoró el equipo de monitoreo con la donación de cuatro estaciones sísmicas, sismómetros, cámaras de luz visible, cámara térmicas, sensores de infrasonido y considera que con ese equipo pueden dar aviso ante una erupción como la de 1913.
Pero el especialista reconoció que les faltan instrumentos para medir la deformación del volcán, con GPS, pues cuando va a hacer erupción se infla, se deforma.
Además, falta invertir en el área de geoquímica, para medir los gases y hacer estudios de los manantiales, pues, cuando el magma asciende, entra en contacto con ellos y es un indicativo de una erupción.
En tanto, el ex alcalde de Comala, Donaldo Zúñiga, informó que sólo cuentan con una ruta de evacuación: la carretera Comala-La Becerrera, que es un camino sinuoso.
Agregó que además de los alrededor de 800 habitantes de La Becerrera y La Yerbabuena se debe sumar el turismo y paseantes de fin de semana, que causan un flujo diario entre viernes y domingo de ocho mil vehículos, lo que satura la ruta y causaría caos en caso de una evacuación.