La separación de la basura en orgánica e inorgánica ya no es suficiente. El próximo 8 de julio la medida será endurecida y será obligatoria tanto para ciudadanos como autoridades.
Ahora la separación deberá ser en cinco fracciones de residuos: orgánicos; inorgánicos con potencial de reciclaje; inorgánicos con aprovechamiento limitado; de manejo especial, y peligrosos.
Lo anterior implica dar un giro a la separación habitual e incluso que las autoridades adapten los camiones recolectores y que las nuevas unidades ya cuenten con las características para la recolección.
Esta norma ambiental (Nadf-024-Ambt-2013), que obliga a los ciudadanos y autoridades a separar la basura más específicamente, debió entrar en vigor el año pasado.
La Secretaria de Medio Ambiente local aplazó la medida para este 2017 y dar tiempo para un programa piloto de recolección selectiva de residuos sólidos. La fecha fatal es el 8 de julio. El objetivo es hacer una realidad el programa de Basura Cero, que consiste en que los Residuos Sólidos Urbanos sean separados desde la fuente para un mejor aprovechamiento de reúso, reciclaje y transformación, y así que la mínima cantidad sean enviados a rellenos contaminantes.
Lee también La basura de la CDMX se convertirá en energía que utilizará el Metro
Incluso utilizar su poder calorífico como ya lo hace Cemex con 800 toneladas diarias de desechos capitalinos que compacta y utiliza en sus hornos.
“La presente Norma Ambiental es de observancia obligatoria para generadores de residuos, personas físicas o morales, de carácter público o privado, dependencias, entidades, órganos políticos administrativos desconcentrados y en general para toda la Administración Pública”, se establece.
También se incluyen asociaciones o gremios. Con el tiempo, las capacidades de la capital para contar con espacios de disposición final han ido disminuyendo. El último relleno sanitario en territorio capitalino fue Prados de la Montaña (Santa Fe) clausurado en 1997. Los dos últimos que operó la capital se localizaban en el Estado de México. Santa Catarina, clausurado en 2001, y Bordo Poniente IV etapa, clausurado en 2011.
Hoy la capital depende de la disposición diaria de ocho mil 600 toneladas de RSU en rellenos sanitarios privados en el Estado de México y Morelos, cuyo sólo traslado cuesta al año 2 mil millones de pesos.
Por Manuel Durán