Integrantes del régimen de Nicolás Maduro llevaban días anunciando que el ingreso de Venezuela al BRICS era un hecho que protegería al país del impacto económico por las sanciones impuestas por Estados Unidos, pero no sucedió.
Maduro viajó a Rusia para asistir a la cumbre con la esperanza de recibir allí mismo el anuncio, pero sus aspiraciones de ingresar al club de economías emergentes se vieron interrumpidas por las objeciones de unos de los integrantes claves de la organización: Brasil, el otrora aliado convertido en un inesperado adversario.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que en los últimos meses ha expresado dudas sobre el anuncio del régimen de Caracas de que Maduro ganó las elecciones presidenciales de julio, le dijo a sus socios del BRICS que el ingreso de Venezuela a la organización no era buena idea.
Aunque no hubo un veto formal, fuentes señalan que Rusia tomó en cuenta el malestar de Lula. Esta decisión supone un golpe para los intereses de Maduro, quien buscaba fortalecer la posición internacional.
Los BRICS están liderados por Rusia, China, India, Brasil y Sudáfrica, y en 2010, se unió Sudáfrica. En 2024 se sumaron Etiopía, Irán, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Fue establecido para fomentar estrategias conjuntas de desarrollo en aras de rivalizar con las economías de Europa y Estados Unidos.
Aunque, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que Venezuela es un "socio confiable", durante una reunión con su par Maduro, al margen de la cumbre de los BRICS en Kazán, para revisar los proyectos conjuntos.
"Venezuela es un viejo y confiable socio de Rusia en América Latina y en el mundo en general, y se está desarrollando una cooperación beneficiosa en todas las áreas", dijo Putin.
La vicepresidenta y ministra de Petróleo, Delcy Rodríguez, llegó el lunes a Kazán para ofrecer "opciones de inversión" en el ámbito petrolero a los BRICS.
MAAZ