El Papa Francisco durante la audiencia general retomó el ciclo de catequesis dedicada al celo apostólico, donde habló de la evangelización en el continente americano y puso de ejemplo a San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe.
“En lugar del camino de la inculturación, se había tomado con demasiada frecuencia el camino presuroso de implantar y e imponer modelos preestablecidos, faltando el respeto a los pueblos indígenas. La Virgen de Guadalupe, en cambio, aparece vestida con las prendas de los indígenas, habla su lengua, acoge y ama la cultura local”.
Describió a San Juan Diego como un mensajero que tuvo dificultades para anunciar el Evangelio. “A Juan Diego no le fue fácil ser mensajero de la Virgen, tuvo que afrontar incomprensiones, dificultades e imprevistos. Esto nos enseña que para anunciar el Evangelio no es suficiente dar testimonio del bien, sino a veces saber sufrir los males, con paciencia y constancia, sin miedo a los conflictos”.
Aunque existan dificultades como las que vivió San Juan Diego para hacer llegar el mensaje ante el Obispo, la Virgen de Guadalupe siempre lo alentó a no desistir.
“La Virgen, mientras nos consuela, nos impulsa a seguir adelante y de esta manera nos hace crecer, como una buena madre que, mientras sigue los pasos de su hijo, lo lanza a los desafíos del mundo”.
El Evangelio se anuncia de manera sencilla
“El Evangelio se comunica, como nos muestra María, con sencillez: la Virgen siempre elige a los sencillos, ya sea en la colina del Tepeyac en México o en Lourdes y Fátima. Al hablarles a ellos, le habla a cada uno con un lenguaje apropiado para todos, comprensible, como el de Jesús”, dijo.
El Santo Padre, en sus saludos a los fieles y peregrinos de lengua española, pidió que a través de la Virgen de Guadalupe de fuerza a todas las madres y abuelas. "Por intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, pidamos al Señor que auxilie y que fortalezca especialmente a las madres y a las abuelas, que son las primeras mensajeras del Evangelio para sus hijos y sus nietos”, finalizó.