La derecha radical en Chile, defensora de la herencia pinochetista, tomó un segundo aire de la mano del Partido Republicano al ganar las elecciones para elegir a los 51 consejeros constitucionales, y ahora será la encargada de escribir la nueva Carta Magna. Resulta paradójico, porque mucho tiempo estuvieron en contra de esa reforma.
El Partido Republicano –fundado hace cuatro años– de José Antonio Kast, líder de la nueva derecha radical en Chile, obtuvo 23 de 51 posibles asientos del Consejo Constitucional, con ello, asegura el poder de veto dentro del órgano y la posibilidad de aliarse con la derecha tradicional, que tendrá 11 consejeros, para impulsar una nueva Constitución a plebiscitarse en diciembre.
Los republicanos declaran creer en Dios sin adherir a ninguna doctrina religiosa y promueven "la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer".
Los nostálgicos de Pinochet, califican de "pronunciamiento" al Golpe de Estado que lideró en contra del socialista Salvador Allende y cuando hablan de su dictadura lo hacen como "gobierno militar".
Contrarios al aborto, con un discurso antiinmigrantes y centrado en la seguridad pública, los republicanos lograron en únicamente cuatro años convertirse en el partido político más votado desde el retorno a la democracia.
"Es una gran paradoja: ellos estuvieron siempre en contra del proceso constituyente y hoy día tienen la oportunidad de escribir la Constitución que quieran", señaló Claudia Heiss, jefa de carrera de ciencia política en la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, en una entrevista con BBC Mundo.
Por su parte, el exministro de Estado en Chile, Jorge Heine, indicó que "la gran pregunta que deja el Partido Republicano, fiel a su ideario, se va a jugar por mantener incólume los principios rectores de la Constitución de Pinochet (corriendo el riesgo de un segundo rechazo en el plebiscito de diciembre), o si se va a allanar a un texto razonable, la "casa para todos" que los chilenos anhelan. En ello, las apuestas están abiertas".
Sin embargo, algunos analistas consideran que la derecha probablemente estaría de acuerdo con algunos cambios para apaciguar a los votantes, incluso en áreas como derechos sociales o reconocimiento indígena, entre otros.
La fuerza liderada por el excandidato presidencial Kast, a quien derrotó el mandatario Gabriel Boric, defiende la vigencia de la Constitución actual, redactada en 1980, en la dictadura de Augusto Pinochet.
Es un terremoto en la política chilena, porque esta fuerza no sólo se impone al oficialismo de centroizquierda del mandatario Boric, cuya lista quedó en segundo lugar con 28.2 por ciento.
Cabe destacar que la victoria de la formación ultraderechista es considerada especialmente simbólica, en un momento en el que la popularidad del actual gobierno se encuentra a la baja.
Boric reconoció que "el proceso anterior fracasó entre otras cosas porque no supimos escucharnos entre quienes pensábamos distinto”.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
MAAZ