La reforma de las pensiones en Francia del presidente liberal Emmanuel Macron entra esta semana en la recta final, con un esperado voto definitivo el jueves pese al rechazo popular y sindical que convocó a nuevas protestas para mañana.
Mientras, las huelgas que bloquean el suministro de combustible desde las refinerías francesas se prolongaban ayer por sexto día, elevando la presión sobre Macron en su carrera por apuntalar el apoyo a las impopulares reformas de las pensiones.
"No renunciaremos a nuestra reforma de las pensiones", que "está llamada a ser adoptada por las dos cámaras del Parlamento", dijo el vocero del gobierno, Olivier Véran.
El oficialismo da por hecho su adopción en el Senado, que el fin de semana ya dio su primer visto bueno gracias al apoyo de la oposición de derecha, pero tiene más difícil llegar a la Asamblea (Cámara baja), por las defecciones en los grupos.
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