MADRID. Bruselas trabaja a marchas forzadas para elaborar medidas que protejan a los ciudadanos y a las industrias europeas de la subida de los precios del gas y la electricidad.
El impacto de la guerra en Ucrania golpeó ayer a los mercados bursátiles europeos. El nerviosismo ante la perspectiva de un sombrío invierno en el que se asoma una recesión se apoderó de los inversores, que han vuelto a confiar en el dólar como moneda refugio.
La pobreza energética crecerá en el Viejo Continente, el pasado invierno más de 35 millones de habitantes no pudieron pagar la calefacción.
El precio de la luz se ha disparado, hasta duplicarse y habrá mucha gente que a partir del otoño tendrá que elegir entre comer o calentar la vivienda.
La escalada imparable de precios en el gas y la electricidad, agudizada ahora por el cierre del suministro del gasoducto Nord Stream del consorcio estatal ruso Gazprom.
El presidente francés Emmanuel Macron afirmó que no hacen falta nuevas interconexiones de gas con España y rechazó el proyecto del gasoducto MidCat.
CAR
