En pleno siglo XXI, la violencia relacionada a acusaciones de brujería contra mujeres sigue siendo común en varias partes del mundo, tal como en Papúa Nueva Guinea, la segunda mayor isla del mundo y una de las naciones donde más abundan las creencias en supersticiones y brujería.
El caso más reciente es el de cuatro mujeres que fueron asesinadas tras haber sido acusadas de, supuestamente, haberle realizado brujería a un empresario local. De acuerdo con los medios locales, los familiares del hombre fallecido decidieron acorralar a nueve mujeres, desnudarlas y torturarlas con barras de hierro caliente.
Al menos cinco mujeres fueron rescatadas con vida de las manos de los torturadores y enviadas a un centro médico para ser atendidas.
Según informes, las autoridades locales ya están tras la pista de los autores de las agresiones y están en la búsqueda de los asesinos para poder formularles cargos en su contra.
Cabe mencionar que este tipo de ataques contra mujeres por supuesta brujería son muy comunes en Papúa Nueva Guinea, país donde a esta práctica se le conoce como “sanguma”, y donde inclusive se han realizado iniciativas para condenar a quienes la lleven a cabo, mismas que ya están erradicadas.
Por ejemplo, en 2013 se revocó la Ley de brujería, vigente desde 1971, que prohibía practicar “magia negra o hechizos para causar daño” y permitía “ajusticiar” a las personas acusadas de realizar dichas prácticas.
A pesar de que no hay datos confiables disponibles para entender con qué frecuencia ocurre, las cifras del gobierno revelan aproximadamente 6 mil incidentes en los últimos 20 años, según un reportaje de la BBC.
La cacería de brujas modernas no son únicas de Papúa Nueva Guinea: otros países como Arabia Saudita, Gambia y Nepal también han vivido incidentes de este tipo, según el Instituto Internacional para la Libertad de Cultos.
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