Brryan Jackson nació en Misuri, Estados Unidos y a los cinco años fue diagnosticado con sida avanzado luego de un tortuoso camino desde que tenía 11 meses, momento en que su salud comenzó a deteriorarse.
El hombre de ahora 30 años es el fruto de una relación de dos estudiantes de medicina. Sus padres, Jennifer y Bryan Stewart, se conocieron en 1990 y cinco meses después, en 1991, la mujer quedó embarazada.
La pareja se conoció en dependencias militares en Misuri. Cuando Brryan nació, su padre estaba muy emocionado con la idea de tener un hijo, pero todo cambió cuando fue a la operación "Tormenta del desierto" (la ofensiva aliada en la Guerra del Golfo) y a su regreso de Arabia Saudita su actitud ya era otra.
Fue entonces cuando Stewart desconoció a Jackson como su hijo, pidió pruebas de ADN y las agresiones física y verbales se extendieron a su mujer.
Cuando finalmente se separaron, comenzaron las peleas por la manutención de sus hijos, la que Stewart se negó a pagar y luego comenzaron las amenazas: "Tu hijo no vivirá más allá de los 5 años".
En ese entonces, Stewart consiguió trabajo tomando muestras para un laboratorio, comenzó secretamente a guardar en su casa muestras de sangre infectadas, algo que se descubriría más adelante.
La salud de Brryan empeoró
A los 11 meses a Brryan le dio un ataque de asma que lo llevó al hospital hospital. Jennifer decidió contarle al padre del niño para que estuviera informado sobre su estado.
El sujeto envió a Jennifer a la cafetería para estar a solas con el bebé para inyectarle sangre contaminada con VIH. El menor empeoró casi al instante debido a que la sangre no era de su grupo sanguíneo.
Nadie se percató de su actuar y desde entonces, la salud del menor se deterioró aún más y durante cuatro años, Jennifer llevó a su hijo con varios especialistas, pero ninguno sabía qué le estaba provocando fiebre alta, dolores de cabeza intensos y agotamiento.
Luego de haberle realizado casi todas las pruebas posibles, su pediatra despertó de una pesadilla, llamó al hospital y les pidió que le hicieran una prueba de VIH. El resultado fue positivo, el niño tenía sida avanzado y tres infecciones oportunistas.
Aunque el pronóstico de los doctores era poco alentador, pues le daban sólo cinco meses de vida, el niño se convirtió en adulto, su salud mejoró y actualmente no hay posibilidad de que transmita el virus.
Ahora tiene su propia marca de ropa llamada "Hope" y da pláticas sobre motivación, pues su enfermedad lo llevó a ser víctima de bullying cuando era más pequeño, ya que incluso lo llamaban "sidoso gay".
La sentencia de Stewart
En 1998 el caso llegó a los tribunales penales y en en cuestión de meses, los fiscales comprobaron que el crimen del hombre, fue así que por el delito de "agresión en primer grado", ya que Brryan no falleció, el juez le dio cadena perpetua.
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