CAPÍTULO 3

Relatos de Guerra desde Ucrania: "Hoy mis hijos murieron en Romanovka... no quisieron dejar atrás a sus perros"

A esta madre le quedó un video, y los dos perros, que ahora está buscando. Ucrania, hoy. Como lo es el gitano que robó un carro de combate cuando los soldados habían bajado a orinar. La siguiente imagen era de rusos-Chaplin corriendo detrás del tanque

MUNDO

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Créditos: Alisha Lyubitskaya y Rodrigo García-Golmar

Nos ha llegado un mensaje reenviado al móvil, con una foto de dos caniches limpios, de paz. Canes contentos, pimpollos, mirando a la cámara de sus dueños. Canes de otro tiempo. El texto dice: - “Amigos. Hoy mis hijos murieron en Romanovka, cerca de Irpin. Junto a sus cuerpos había un carro verde para transportar perros, porque no los quisieran dejar atrás.

A juzgar por el video, los perros sobrevivieron. Tal vez alguien los salvó. Si hay testigos oculares, rogamos información. Por favor, escriba.”

Hoy en Irpin, en la periferia de Kyiv, la gente caminaba por el corredor de la muerte. Lo llamaban corredor humanitario, para civiles que estaban siendo atacados, violando las leyes de la guerra: les dispararon por la espalda.

A esta madre le quedó un video, y los dos perros, que ahora está buscando. Ucrania, hoy. Como lo es el gitano que robó un carro de combate cuando los soldados habían bajado a orinar. La siguiente imagen era de rusos-Chaplin corriendo detrás del tanque.

 (Foto: Alisha Lyubitskaya y Rodrigo García-Golmar)

Como lo es la estación de tren en la que el miedo nos atropella, con trenes abarrotados que no se sabe si llegarán a destino, a través del campo de los bombardeos. Con los soldados dando culatazos, para poder contenerlos, y al mismo tiempo ayudando a los ancianos que caen.

Como lo es la milicia aterrada, que dispara sin previo aviso, si te ven en un cruce con un móvil. Como lo es la gente haciendo pan  en casa con su última harina, y llevando las hogazas para la comida comunitaria, cuando cesan las alarmas.

Porque estos días son días de abrazos. De repente, nosotros, gente de frío y ballet, nos damos abrazos. Muchos abrazos. Abrazos de los cuidadores del zoo de Kyiv, que se niegan a abandonar a los animales, y siguen alimentándolos impertérritos, aunque no hay visitantes.

Abrazos como los que hoy le di aterrada a mis niñas, cuando nos pilló la alarma en una esquina antes del refugio, y nos sobrevoló un avión, volando muy bajo.

Abrazos como los que ha guardado esa madre para los dos perritos, porque de sus hijos solo quedaron dos cuerpos en un video, yaciendo en el asfalto, al lado de un carro verde. Con sus maletas de pie que tenían nombre, faltando los chuchos. Cómo les faltó el tanque a los tanquistas rusos. El tanque que se llevó el gitano.

**Los autores de estas crónicas son amigos que llevan escribiendo juntos 15 años. Alisha Lyubitskaya es psicóloga y artista multidisciplinar, y Rodrigo García-Golmar, escritor y jurista.

Según las propias palabras de los autores, "estas crónicas nacen por la necesidad de distraer la mente, aplacar la angustia de la guerra con dos hijas en el refugio, bajo ataques constantes a doce grados bajo cero de noche".