CAPÍTULO 2 BIS

Relatos de guerra desde Ucrania: Lady Macbeth

Qué vida tan brillante y feliz tuvimos. Cómo la amábamos, la vivíamos, la disfrutábamos. Solomya está dormida y la oigo en sueños: - ¡Mamá, no estés triste! ¡Compraré un hermoso vestido y habrá una ópera para ti! Será. Es seguro. Próximamente

MUNDO

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Créditos: Alisha Lyubitskaya y Rodrigo García-Golmar

Anteayer fue domingo seis de marzo. Teníamos tickets desde hace tiempo para escuchar Lady Macbeth, en la Ópera de Kiev.

En los intermedios, se bebería espumoso, reiríamos. Mamá, como de costumbre, sería la más hermosa, y Nicole tomaría fotos de todos y se troncharía sola. Tal vez incluso le explicaría a Solomya el primer acto. Verán, ella cumplirá cinco años en mayo, y todavía no ha escuchado Lady Macbeth (está bien, está bien, yo misma solo la he escuchado una vez, porque es una producción bastante complicada de montar, y no sucede a menudo).

Tras las óperas en Kyiv, el abuelo siempre las llevaba para pisotear el suelo de casa, en el centro nocturno de la ciudad, como las ballerinas. Con sus chaquetas doradas y gasas, que brillaban a la luz de las linternas, mientras mis hijas tamborileaban debajo de su nariz: - ¡Volveré! ¡Escucharé ópera con Mamá! ¡Ópera, Mamá! ¡Iré con el vestido más hermoso!, decían ayer en el sótano, bajo las bombas como percusiones.

Sí, hoy debería haber sido "Lady Macbeth", respondí de inmediato, y definitivamente la escucharemos después de la guerra. Próximamente. Así es. Eso es seguro. 

Y no solo Lady Macbeth. Vamos a escuchar mucha música, y gritar ¡bravo! en voz alta, tomando fotos entre bastidores. Beberemos champagne, comeremos descaradamente mucho chocolate, y discutiremos todas las arias.

Qué vida tan brillante y feliz tuvimos. Cómo la amábamos, la vivíamos, la disfrutábamos. Solomya está dormida y la oigo en sueños: - ¡Mamá, no estés triste! ¡Compraré un hermoso vestido y habrá una ópera para ti! Será. Es seguro. Próximamente. 

Será. Todo será como antes… salvo que nunca volveremos a ser los mismos.

**Los autores de estas crónicas son amigos que llevan escribiendo juntos 15 años. Alisha Lyubitskaya es psicóloga y artista multidisciplinar, y Rodrigo García-Golmar, escritor y jurista.

Según las propias palabras de los autores, "estas crónicas nacen por la necesidad de distraer la mente, aplacar la angustia de la guerra con dos hijas en el refugio, bajo ataques constantes a doce grados bajo cero de noche".