Desde que inició la invasión de Rusia a Ucrania, me siento en un estado mezcla de zozobra, incertidumbre e indignación. Todas las mañanas, lo primero es poner las noticias para asegurar que no han iniciado una guerra nuclear.
Afortunadamente eso queda a nivel de mi paranoia apocalíptica, sin embargo, lo que no dejo de ver, son noticias donde una y otra vez colocan a las mujeres como las más grandes “víctimas” de este conflicto.
Los reporteros, en tono de voz marcadamente dramático, hablan de las tristes historias de estas mujeres en la guerra, mientras vemos imágenes de cientos de ellas en largas filas, cargando con hijos, hijas y hasta sus perros huyendo de los bombardeos.
“La guerra afecta a las mujeres de manera intensa y desastrosa. Además de las complicaciones del cuidado de la familia, las mujeres pueden hacer frente al desplazamiento del hogar, la separación de sus seres queridos y los abusos extremos, como violación, tortura y muerte”, escribió Anne Firth Murray en su libro From Outrage to Courage.
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Mujeres en la Guerra: ¿Víctimas o líderes sobrevivientes?
De acuerdo con ONU Mujeres, en conflictos armados la violencia sexual contra mujeres y niñas se generaliza y hasta se usa como táctica de guerra. De los más de 3 millones de personas que han huido de Ucrania desde que inició la invasión, la mayoría son mujeres, quienes, según lo reportan diversos medios de comunicación, ya están denunciando violaciones y amenazas por parte de redes de tráfico de personas.
Y no vayamos tan lejos, en comunidades indígenas de Chiapas hay más de 3,000 desplazados forzados, la mayoría mujeres, que son sometidas a vejaciones similares por grupos del crimen organizado y grupos de autodefensa.
Ante esto no podemos evitar la palabra víctima, pero si bien estos hechos son atroces, al escuchar las historias de éstas mujeres te das cuenta que en realidad son historias de resiliencia, de reacción y re invención ante circunstancias extremas, donde ellas son protagonistas y agentes de cambio.
“Son una gran fuente de estabilidad en zonas afectadas por conflictos y mantienen unidas no solo a su familia, sino también a su comunidad. Espero que lleguemos a ver a las mujeres de forma integral y no solamente como víctimas.", expresó Mary Werntz, del Comité Internacional de la Cruz Roja, en el marco del lanzamiento de un reportaje realizado en conjunto con National Geographic, “A Woman’s War”, que habla sobre historias de mujeres en conflictos armados.
Esto trae a mi mente a la señora María, de Chenalhó Chiapas, parte de las desplazadas por los grupos del crimen organizado. Ella, ahora radicada en San Juan Cancuc, centra su historia en cómo ha iniciado una nueva vida y busca sacar adelante a su familia vendiendo textiles artesanales.
En mis viajes, participando en proyectos de formación para el empoderamiento de mujeres, he tenido el honor de conocer a muchas mujeres como María, o Seño Elvyra en Santa Ana, El Salvador, quien motivada por sus hijas, ha enfrentado adversidades que la mayoría de nosotros ni nos atrevemos a imaginar, al vivir en una zona en conflicto permamente, pero que cuentan sus historias no como víctimas, sino como sobrevivientes, con papeles protagónicos dentro de sus familias y comunidades profundamente transformadores.
Todas estas mujeres se han convertido en lideresas comunitarias, que no sólo aprovechan oportunidades para mejorar sus pequeños negocios, también, colaboran con otras mujeres en beneficio de sus comunidades, y cuyas historias, más que una sensación de zozobra, te dejan una profunda esperanza, y te motivan e inspiran a seguir trabajando para dejar un mundo mejor del que nos tocó.
Por: Cynthia Jaramillo Carvallo, consultora especialista en innovación educativa y perspectiva de género. cjaramillo@creapotencial.org.mx