WASHINGTON. Las inclinaciones electorales de los latinos en EU estaban en el centro de un debate que al final arroja una conclusión: ahora los partidos tienen un interés genuino en acercarse a ellos.
"La competencia por el voto hispano es ahora una parte central de nuestra política", dijo Simon Rosenberg, director del New Democracy Network y un estratega demócrata que alega que ya no puede hablarse de un bloque monolítico.
Hay diferencias entre el voto de cubanos y venezolanos en Florida, respecto a mexico-estadounidenses en Texas o Nuevo México, o entre los grupos de mexicanos.
Puede afirmarse que los primeros son prorepublicanos y los segundos demócratas.
Los análisis después de las elecciones subrayaron lo que se ve como un avance republicano en un grupo étnico que esta vez votó 60 a 39% en favor de los demócratas, de acuerdo con la organización Edison Research, aunque encuestas citadas por Brookings dieron 64 a 33% por los demócratas.
"Esa fue una ligera ganancia (respecto a 2020), pero no lo suficiente para hablar de una marejada", comentó la Sociedad de las Américas.
Para Melissa Morales, del grupo Somos Votantes, fue una elección caucionaria: se trata de una falta de atención de demócratas a hispanos. "Cuando vemos fuera de Florida el panorama es más estable", dijo.
Rosenberg rechazó la idea de que republicanos hayan logrado hacer los avances que se les atribuyen en el voto latino, que en su opinión, ya no puede ser visto como un bloque.
"Republicanos piensan que pueden ganar con hispanos... eso es bueno para el país y me parece saludable", afirmó.
Demócratas ganaron entre votantes negros, latinos, asiáticos e isleños del Pacífico en las elecciones intermedias, mientras que la mayoría de los blancos y nativoamericanos optaron por los republicanos, según las encuestas.
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